Se cree que los adolescentes con padres depresivos son más propensos a la ansiedad.
13 dic. 2016 12:10H
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Investigadores de la Universidad de Cardiff en Gales (Reino Unido) han llamado la atención sobre el hecho de que la ansiedad, la irritabilidad o el miedo precedan, según la literatura clínica, precedan al primer episodio de depresión en los adolescentes de alto riesgo por tener antecedentes familiares con este trastorno.
En su estudio, publicado en la revista JAMA Psychiatry, han comprobado que, en estos jóvenes, no resulta habitual que, antes del primer cuadro depresivo, se experimente un bajo estado de ánimo y un comportamiento perturbador.
Cada año, más de uno de cada diez adolescentes experimentan al menos un episodio de trastorno depresivo mayor y, cuanto más temprano aparece, peor suele ser su evolución.
Además, estudios previos han concluido que el factor de riesgo más común se centra en tener una madre o un padre con la enfermedad.
Para indagar qué comportamientos o actitudes ayudan a predecir su aparición, los investigadores analizaron datos de 337 familias donde uno de los progenitores había sufrido, por lo menos, dos episodios previos de depresión mayor, además de custodiar en su domicilio a un menor de entre nueve y 17 años.
En total, incluían a 315 madres y 22 padres con una historia clínica de depresión, así como 197 hijas y 140 hijos que, al inicio del estudio, tenían una media de edad de 12 años.
Cuestionarios sobre su vida personal
Los investigadores evaluaron a los padres y adolescentes tres veces, con una media de 16 meses entre un análisis y otro, que incluía entrevistas y cuestionarios sobre su vida personal y determinados síntomas relacionados con su salud mental.
Ninguno de los jóvenes había sufrido un cuadro de depresión cuando comenzó el estudio. Cuando tenían una media de 14 años, seis niños y 14 niñas experimentaron un primer episodio de trastorno depresivo mayor. Y la irritabilidad y la ansiedad aumentaron de forma independiente a su desarrollo.
Aunque ya se sabía que el historial clínico de los padres y la gravedad de su depresión llevaban consigo un mayor riesgo de depresión de sus hijos, ninguno de estos factores pareció influir de forma directa en si los niños experimentaban síntomas como irritabilidad o ansiedad. No obstante, el estudio no aclara si ambos factores influyen directamente en su depresión posterior.
Una limitación del estudio es que la depresión mayor tiende a aparecer más a menudo en adultos jóvenes que en adolescentes, de ahí la pequeña muestra de adolescentes con cuadros de depresión al final del análisis.
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