Benedicto Crespo-Facorro lidera el grupo del Ciberam.
La
pérdida o adelgazamiento de los
volúmenes de materia gris en el cerebro en comparación con la población sana es una de las alteraciones que tradicionalmente se han descrito en personas con
esquizofrenia. Ahora, una nueva investigación internacional con participación del Ciber de Salud Mental (
Cibersam) ha permitido detectar una segunda forma de este trastorno al comprobar que
cuatro de cada diez pacientes no responden a este patrón de anomalías cerebrales y tienen una estructura cerebral similar a los individuos sanos.
El trabajo, que acaba de publicarse en la revista Brain, podría contribuir en el futuro al
desarrollo de tratamientos más personalizados para esta patología.
"Sabemos que no podemos hacer investigaciones con la premisa de que todos los pacientes son iguales"
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El estudio multicéntrico internacional,liderado desde la Universidad de Pennsylvania (por
Chand y
Davatzikos) y en el que participa el grupo del Ciberam que lidera
Benedicto Crespo-Facorro en el Hospital Universitario Virgen del Rocío- Instituto de Biomedicina de Sevilla (HUVR-IBIS) e Idival,es el primero en describir y descubrir dos subtipos neuroanatómicos distintos en esquizofreniatras analizar las resonancias cerebrales de más de 300 pacientesmediante análisis estadísticos de inteligencia artificial.
El primer tipo presentaba menores volúmenes de materia gris de forma generalizada en comparación con los controles sanos, mientras que el segundo tipo presentaba volúmenes similares a los cerebros normales".
Los pacientes con este segundo tipo presentaban aumento de volumen de su sustancia gris en los ganglios basales del cerebro, pero por lo demás sus cerebros eran similares a los de los controles sanos”, explica
Benedicto Crespo-Facorro.
"Muchos otros estudios anteriores habían mostrado que las personas con esquizofrenia tenían significativamente menores volúmenes de tejido cerebral que las personas sanas, pero en más de un tercio de los pacientes estudiados por nosotros esto no ocurría y sus
cerebros eran casi completamente normales” apunta el investigador del Cibersam.
Nuevo punto de partida para terapias personalizadas
Estos resultados sugieren que, teniendo en cuenta estas
diferencias neuroanatómicas, en el futuro se podrá realizar una predicción de necesidades y unos tratamientos más personalizados.“En el futuro diremos: este paciente es de este subtipo o tiene esta patrón anormal, en vez de asumir que todos las personas con la enfermedad presentan las mismas características cerebrales”, señala.
"Existe una minoría de pacientes donde los tratamientos antipsicóticos no funcionan"
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Estos hallazgos serán en comienzo de
futuras investigaciones que permitan identificar las causas y consecuencias clínicas y funcionales de estas diferencias entre grupos. "Sabemos que no podemos hacer investigaciones con la premisa de que todos los pacientes son iguales desde el punto de vista de sus características cerebrales, y quizá este ha sido uno de los
escollos más trascendentes en la investigación en esquizofrenia en las últimas décadas", sugiere Crespo-Facorrro.
La investigación venidera debe ayudar a identificar estrategias de tratamiento que se ajusten más a las necesidades específicas de cada paciente: “Los
tratamientos antipsicóticos actuales actúan de manera muy satisfactoria en un porcentaje importante de pacientes, pero existe una minoría de pacientes donde estas medicaciones no funcionan; ahora estamos comenzando a poder
discernir grupos de pacientes con biología diferente que esperemos nos ayuden a predecir evolución y respuesta a tratamiento”.
Una puerta para investigar la heterogeneidad de la esquizofrenia
La esquizofrenia es un trastorno mental que sigue siendo
poco comprendido y que se presenta, en la mayoría de los pacientes, de manera temporal con
alucinaciones,
delirios y otras
alteraciones de la cognición, y donde la variabilidad de los
síntomas y de la respuesta al tratamiento es enorme. Incluso, hasta ahora, los intentos de estudiar la enfermedad comparando cerebros de personas sanas con cerebros de personas con el trastorno han fallado en describir esta heterogeneidad.
Este consorcio, formado por 15 universidades de América, Europa y Australia y 28 investigadores, se estableció para
diseccionar esa heterogeneidad y establecer subtipos de pacientes atendiendo a las alteraciones que se observan en la estructura de sus cerebros usando resonancia magnética.
Se ha usado un
técnica de inteligencia artificial Hydra (HeterogeneityThroughDiscriminativeAnalysis) para
identificar patrones diferentes entre pacientes y controlando los efectos de variables que afectan a la estructura cerebral como son edad, sexoo tipo de resonancia, entre otros.
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