Gonzalo Haro, psiquiatra, y Alejandro Fuertes, residente de Psiquiatría.
Especialistas del Hospital Provincial de Castelló han identificado una
disfunción cerebral compartida entre pacientes diagnosticados de
esquizofrenia, un tipo de psicosis, y pacientes que presentan
trastorno antisocial de la personalidad o psicopatía.
El hallazgo, que acaba de ser publicado en la prestigiosa revista internacional 'Journal of Dual Diagnosis', sugiere que existe una
alteración compartida en la capacidad que tienen estos pacientes de
filtrar la información sensorial de su entorno,
Se ha medido " la capacidad que tienen las personas de darle relevancia a los estímulos que realmente la tienen "
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lo que puede llevarles a realizar interpretaciones distorsionadas de la realidad y predisponerles al consumo de cocaína.
El estudio, financiado por la Fundación del Hospital Provincial y el Instituto Carlos III, lo ha llevado a cabo
Alejandro Fuertes, residente de psiquiatría de tercer año en el Hospital Provincial de Castellón, junto con Gonzalo Haro, psiquiatra responsable del Programa de Patología Dual Grave del Hospital Provincial, y otros miembros del grupo de investigación TXP de la Universidad CEU-Cardenal Herrera.
La investigación se ha realizado sobre una muestra de 38 pacientes diagnosticados de
trastorno por consumo de cocaína, que se han subdividido en tres grupos en función de su diagnóstico. El primer grupo ha estado formado por pacientes que solo presentaban
adicción a la cocaína y no asociaban otra enfermedad mental, el segundo por pacientes con trastorno por consumo de cocaína y esquizofrenia y el tercero lo han integrado pacientes con trastorno por consumo de cocaína y trastorno antisocial de la personalidad.
Todo el grupo de pacientes ha sido estudiado con una avanzada técnica con la que cuenta el Hospital Provincial llamada 'Inhibición Prepulso del Reflejo del Parpadeo (IPP)'. Alejandro Fuertes ha explicado que dicha técnica
mide la capacidad que tienen las personas de darle relevancia a los estímulos que realmente la tienen y descartar los estímulos irrelevantes.
Electrodos en el músculo del parpadeo
Para ello, se colocan unos
electrodos en el músculo del parpadeo que registran la contracción del mismo cuando el sujeto recibe un estímulo sonoro intenso a través de unos auriculares. Tras varias repeticiones del estímulo se debería observar una inhibición o disminución de este reflejo. "De esta forma hemos observado cómo los pacientes con esquizofrenia o trastorno antisocial de la personalidad presentan un aumento de este reflejo y, de alguna manera, siguen sobresaltándose ante los estímulos", ha matizado Fuertes.
Sin embargo, el personal investigador insiste en que
ambos diagnósticos no deben confundirse. Así, el trastorno
Los hallazgos pueden servir ante el "trastorno antisocial de la personalidad que actualmente no tiene un tratamiento eficaz"
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antisocial de la personalidad, anteriormente conocido como psicopatía, es un trastorno en el que sujetos que lo padecen muestran falta de empatía, son propensos a manipular a su entorno en su propio beneficio y tienen tendencia a presentar conductas disociales como engañar, robar o agredir a otras personas.
Por otra parte, la esquizofrenia es una enfermedad mental crónica que afecta al 1 por ciento de la población y que hace a los y las
pacientes más vulnerables, no más violentos. Quienes la padecen pueden sufrir alucinaciones auditivas, fenómenos autorreferenciales -pensar que la gente se ríe o habla mal de ti- y delirios de persecución y perjuicio -tener la sensación de que te persiguen para hacerte daño-.
Gonzalo Haro, por su parte, ha manifestado que el hallazgo puede servir en un futuro para explorar nuevas vías de tratamiento, especialmente para el
trastorno antisocial de la personalidad que actualmente no tiene un tratamiento eficaz. En este sentido, ha agregado que "existen fármacos, como algunos antipsicóticos, que han demostrado mejorar la inhibición prepulso, por lo que en este grupo de pacientes podrían estudiarse los posibles beneficios de mejorar el filtrado sensorial".
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