La clave de esta patología puede hallarse en el intestino.
24 ene. 2017 18:00H
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La clave para combatir el autismo puede no estar en la mente sino en el intestino. Un equipo liderado por investigadores de la Universidad Estatal de Arizona, Estados Unidos, ha dado un enfoque novedoso a la búsqueda de tratamientos eficaces para el autismo, centrándose en mejorar el microbioma intestinal a través de trasplantes microbianos fecales.
Los primeros resultados, que se detallan en la revista Microbiome, son prometedores, pero se requieren más pruebas adicionales antes de que un tratamiento aprobado por la Agencia Estadounidense de Medicamentos (FDA) estuviera disponible o recomendada al público. El equipo, con colaboradores de las universidades del Norte de Arizona, Estatal de Ohio y de Minnesota, realizó un estudio que incluyó a 18 participantes con trastornos del espectro autista que tenían entre 7 y 16 años de edad.
Los participantes se sometieron a un programa de tratamiento de diez semanas que incluía antibióticos, limpieza intestinal y trasplantes microbianos fecales diarios durante ocho semanas. Ya se habían mostrado lazos entre los síntomas de autismo y la composición y diversidad de los microbios intestinales de una persona.
Cambiar el ambiente intestinal
El programa de tratamiento mostró beneficios a largo plazo, como un promedio del 80 por ciento de mejora de los síntomas gastrointestinales asociados con trastornos del espectro autista y entre un 20 y un 25 por ciento de mejora en los comportamientos de autismo, incluyendo mejores habilidades sociales y mejores hábitos de sueño.
“Los resultados son muy convincentes –afirma uno de los líderes del equipo de investigación, James Adams, profesor de Ciencias de los Materiales e Ingeniería de la Universidad–. Completamos un ensayo de fase I que demuestra seguridad y eficacia, pero recomendar este tratamiento y llevarlo al mercado requiere ensayos de fase II y III. Esperamos continuar la investigación sobre este método de tratamiento con un ensayo más grande y controlado con placebo en el futuro”.
Los trasplantes microbianos fecales implican la transferencia de bacterias intestinales vivas de un donante sano a un receptor. Los materiales donantes contienen alrededor de 1.000 especies diferentes de bacterias intestinales que actúan como un tratamiento probiótico de amplio espectro para restaurar las bacterias intestinales normales en los receptores.
“Vimos un gran aumento en la diversidad de microbios y un gran incremento en ciertas bacterias, especialmente Prevotella, que se había visto anteriormente que estaba baja en niños con trastorno del espectro autista”, relata Kang.
Futuro ensayo frente a placebo
Los microbios añadidos mediante el programa de tratamiento permanecieron después de que el tratamiento se detuvo. “Eso es convincente porque no sólo administramos microbios buenos, sino que los microbios que suministramos cambiaron el ambiente intestinal de una manera que ayudó al anfitrión a reclutar microbios beneficiosos y les permitió quedarse”, relata Rosa Krajmalnik-Brown, también directora de la investigación y profesora de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Estatal de Arizona.
Un ensayo controlado con placebo ayudará al equipo a evaluar la efectividad del tratamiento. Los investigadores advierten a las familias que no intenten replicar el tratamiento por su cuenta. “Aunque vemos que este tratamiento es prometedor, es importante que los padres y los niños consulten a sus médicos –advierte Krajmalnik-Brown–. Las técnicas inadecuadas pueden llevar a una infección gastrointestinal severa”.
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