Los participantes tenían entre 16 y 24 años.
El
ejercicio puede
mejorar los síntomas positivos y negativos, así como la
función social y cognitiva en jóvenes con
riesgo ultraelevado de psicosis, según muestra una nueva investigación publicada en la
Journal of Clinical Psychiatry.
Los resultados de un
estudio piloto en 12 adolescentes y adultos jóvenes con riesgo ultraelevado de psicosis ,que participaron en un programa de ejercicio aeróbico supervisado, mostraron
mejoras en los dominios clínico, social y cognitivo, así como
cambios en la función cerebral de regiones afectadas por la psicosis.
"Los resultados de este estudio señalan que las intervenciones de ejercicio son factibles en muestras de pacientes con riesgo ultraelevado y pueden ayudar a mejorar dominios importantes que resultan afectados durante el desarrollo de la psicosis", escriben en su artículo los investigadores, cuyo primer autor es
Derek J. Dean, de la University of Colorado, en Boulder, Estados Unidos. "Lo que distingue a este estudio de otros en torno a la psicosis es el examen de la estructura y la conectividad funcional del cerebro, que señala que el ejercicio puede llevar a cambios en la organización funcional de las redes cortico-hipocampales", añaden.
Progresos emocionantes
Estos avances "interesantes" en
pacientes con esquizofrenia parecen indicar que las intervenciones de ejercicio pueden mejorar diversos síntomas, tales como el funcionamiento cognitivo, cardiovascular, social y laboral/escolar, al igual que los dominios neurobiológicos, escriben los autores.
La investigación previa ya había señalado que los adolescentes con riesgo de psicosis realizan menos actividad física y tienen más probabilidades de
incurrir en conductas desfavorables para la salud que sus contrapartes con desarrollo típico. "Dados los beneficios demostrados de las intervenciones de ejercicio en pacientes con un trastorno psicótico formal, el presente estudio tiene como propósito
evaluar la factibilidad de una intervención de ejercicio aeróbico antes del inicio de la enfermedad", señalan los investigadores.
Hubo cambios en la función cerebral de regiones afectadas por la psicosis
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Por eso, les interesaba no sólo explorar el impacto preventivo del ejercicio en los síntomas de esquizofrenia, sino también el
efecto del ejercicio sobre el hipocampo, una región del cerebro que se suele alterar antes del inicio de la psicosis. "Analizar la estructura y la función del hipocampo permite esclarecer aspectos importantes de los efectos neurobiológicos del ejercicio en participantes con riesgo ultraelevado", escriben.
Para investigar la cuestión, los investigadores estudiaron a 12 participantes (6 hombres y 6 mujeres) de entre
16 y 24 años de edad, siendo la media de 19,42 años, con riesgo ultraelevado que informaron tener un estilo de vida predominantemente sedentario. También completaron la
Entrevista Estructurada para Síndromes Prodrómicos antes y después de la intervención de ejercicio, lo que permitió a los investigadores
diagnosticar un síndrome prodrómico y
monitorizar los cambios en los síntomas positivos y negativos.
Evaluación del funcionamiento social, laboral y cognitivo
Se evaluó el
funcionamiento social y laboral/escolar a través de la Escala de Evaluación de la Actividad Global Social y la Escala de Evaluación de la Actividad Global Laboral/Escolar. La Investigación en la medición y tratamiento para mejorar la cognición en esquizofrenia (Matrics) se utilizó para evaluar la cognición, mientras que la
cantidad máxima de oxígeno (VO2máx.) se usó para
medir la aptitud cardiovascular al inicio y en el seguimiento. Los valores de la cantidad máxima de oxígeno también sirvieron como base para la adaptación individual de las prescripciones de ejercicio.
Los participantes fueron asignados de manera aleatoria para realizar
ejercicio moderado (2 días a la semana a
65 por ciento de su cantidad máxima de oxígeno para un total de
24 sesiones) o
ejercicio vigoroso (
3 días a la semana a 85 por ciento de su cantidad máxima de oxígeno para un total de 36 sesiones).
Durante las primeras 3 semanas, las sesiones de ejercicio duraron
15 minutos a un nivel de intensidad de 55 por ciento de la cantidad máxima de oxígeno. Después se
incrementaron gradualmente a 30 minutos a la intensidad elegida como objetivo.
Los participantes podían
escoger entre varias modalidades de ejercicio, como bicicleta estacionaria, correr o caminar en cintas, o utilizar aparatos elípticos. Además, se llevó a cabo
resonancia magnética y resonancia magnética de la
conectividad funcional en estado de reposo al inicio y después del ejercicio.
Final con beneficios integrales
De los participantes, 9 completaron la intervención de ejercicio y volvieron para la evaluación de seguimiento. En la condición moderada, 7 completaron las 24 sesiones. Sólo 2 participantes en la condición vigorosa completaron todas las 36 sesiones, donde ocurrieron las 3 deserciones. Dado que pocos participantes concluyeron todas las sesiones, "los análisis subsiguientes de la intervención de ejercicio colapsaron las condiciones", informan los investigadores.
Hubo una
mejora pequeña a mediana en el funcionamiento social y laboral/escolar. Además, los participantes reportaron una
disminución media a considerable en los síntomas positivos después del ejercicio y una
reducción pequeña a mediana en los síntomas negativos. También mostraron mejoras significativas en la puntuación compuesta después del estudio en la batería cognitiva general de Matrics.
En cuanto a los dominios cognitivos individuales, hubo
mejoras en memoria de trabajo, en el aprendizaje verbal, el visual, la velocidad de procesamiento, la atención/vigilancia y el razonamiento y resolución de problemas. Sin embargo, no mostraron mejora en la cognición social.
Aunque no hubo cambios en el volumen del hipocampo después del ejercicio, tanto en el hipocampo izquierdo como en el derecho, los participantes mostraron un
aumento de la conectividad funcional en la región de interés del hipocampo izquierdo a las cortezas occipitales de manera bilateral después de la intervención de ejercicio. Además, las personas tampoco mostraron mejora en la aptitud física, según se determinó mediante la cantidad máxima de oxígeno.
"Pocas intervenciones pueden ser útiles para todos los signos tempranos de psicosis; el ejercicio aeróbico puede ser una poderosa opción de tratamiento, con beneficios integrales", escriben los autores. Por eso, recomiendan considerar al ejercicio en la
planeación del tratamiento de adultos jóvenes que muestran signos tempranos de psicosis.
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