Celso Arango, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría.
La gestión de la crisis del
coronavirus ha desnudado a todo el sistema sanitario: ha mostrado sus flaquezas, como la ratio de las
camas de
hospitalización y de
UCI por habitantes, y las fortalezas, como la capacidad de los profesionales de la Salud Mental para reinventarse y hacerse cargo de una de las partes más duras de la pandemia.
Así lo considera
Celso Arango, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (
SEP), quien repasa con
Redacción Médica los aciertos y errores que se han cometido durante esta crisis sanitaria, así como el papel que ha tenido su especialidad en los momentos más difíciles que ha vivido el país con el Covid-19.
El también director del Instituto de Salud Mental y Psiquiatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón aporta así su experiencia al documento '
Lecciones del Covid-19 (qué ha aprendido el sector sanitario español ante la pandemia)', que reúne decenas de testimonios de protagonistas del sector que aportan soluciones de futuro para que no se vuelva a repetir lo sufrido por el Sistema Nacional de Salud.
¿Cáles son los aciertos y errores cometidos durante esta crisis?
Entre los aciertos creo que están la
flexibilidad, el
dinamismo y la
apertura a los cambios que hemos sido capaces de afrontar. Hemos transformado hospitales en una o dos semanas, es decir, que los profesionales hemos sido capaces de reinventarnos en un espacio mínimo de tiempo casi sin un periodo de adaptación. Eso ha sido un acierto en la gestión dentro de cada uno de los dispositivos sanitarios para redistribuir los recursos humanos, los materiales, los espacios, etc.
Otro aspecto ha sido la rapidez en la respuesta de todo lo que tiene que ver con la investigación. Ahora mismo hay Comités de Ética de Investigación que se está reuniendo por las noches.
Se ha reducido mucho la burocracia para empezar estudios y se han puesto en marcha
ensayos clínicos que están reclutando a cientos de pacientes en los distintos hospitales para probar distintos tratamientos farmacológicos contra el coronavirus. Eso ha sido la capacidad de respuesta, considero que rápida y buena, desde la investigación a la convocatoria extraordinaria por parte del Instituto de Salud Carlos III.
"A la población es fácil engañarla, pero a nosotros que somos profesionales sanitarios no"
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Como negativo señalaría, y sobre todo desde nuestro punto de vista [de la Psiquiatría], que no hay nada que genere mayor
ansiedad y
frustración que la
incertidumbre. No se puede decir durante semanas que a partir del día siguiente se va a tener test para todos: o se dice que no hay y se deja a la gente tranquila, o se dice que hay cuando estén de verdad.
Siguiendo con esa línea, también se ha hecho mal el dar información que genera frustración en aquellos profesionales que lo están dando todo y que no se quiere tener descontentos. Porque, a diferencia de lo que se ha hecho en otros países, que es dar recompensaciones económicas a los profesionales sanitarios, por ejemplo, aquí se le ha dicho a la población que cuando hay un profesional sanitario infectado se hace un test a los compañeros.
A la población, como no sabe, es fácil engañarla, pero a nosotros, que somos profesionales sanitarios y sabemos que eso es mentira nos genera una gran rabia. Y eso cuando precisamente somos a quienes hay que cuidar. Si alguien dice que no ha colapsado el sistema sanitario y que no han colapsado las UCI, como lo hemos escuchado, hay que recordar que en el Gregorio Marañón había 20 de estas unidades que se ampliaron a 120 y que han estado llenas.
¿Qué UCI son las que no han colapsado, las 20 que teníamos antes o las 120? Y además, ¿por qué no han colapsado? Lo han hecho pero por cinco, porque teníamos cinco veces más camas de estas unidades de las que había antes. Y eso teniendo en cuenta el
techo terapéutico.
No se puede expresar esa serie de cosas que los profesionales sanitarios conocen porque viven por dentro, y que se dicen para quedar bien delante de la población general, porque eso es un
maltrato y un
insulto a todos los que se están dejando la piel desde la profesión sanitaria. No creo que a nadie le interese el tener a profesionales sanitarios enfadados.
"En los países que tienen menos mortalidad hay una correlación directa con un sistema sanitario fuerte"
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Otro
error muy evidente, a parte de la falta de previsión, es que en los países que tienen menos mortalidad hay una correlación directa con un sistema sanitario fuerte. Esta pandemia ha derrumbado algo ese mito de que el nuestro lo es. Es como los niños: cuando van bien y no dan problemas cualquier colegio es bueno, el problema es cuando hay uno que es complicado.
Entonces, cuando las cosas vienen mal es cuando se nota quién tiene los deberes hechos y quién no. El sistema ha colapsado porque si España es por habitante el país con mayor número de fallecidos, como lo es hasta ahora, es debido a muchas variables. Pero desde luego, dos de las importantes son la
ratio de camas y ratio de UCI por habitante, cuatro veces inferior a Alemania, y la
falta de previsión que ha habido en todas las residencias de ancianos y otros centros residenciales -que nos afectan a nosotros- de personas con discapacidad intelectual o autismo. Por ahí han venido muchos de los fallecimientos.
Luego hay otras cosas que son atribuibles al
desconocimiento. Hay muchas cosas que no sabíamos ni conocíamos y por tanto, como sucede siempre en cualquier pandemia, según van pasando los días uno se encuentra aquellas cosas que estaban mal hechas. Muchas de las infecciones que ha habido pues han tenido que ver con compañeros asintomáticos. Los
profesionales sanitarios nos hemos contagiado mucho más de los compañeros sanitarios que de los pacientes.
Y la tercera en cuanto variables que tienen que ver con el resultado está lo previsor o no que sea el país. Aquellos países que han hecho acopio de material de protección pronto y que han tardado menos desde el primer caso y el primer fallecido hasta las medidas de confinamiento les ha ido mejor. Nosotros nos dedicamos a una ciencia que es la Medicina y nos basamos en la evidencia, así que al final uno es capaz de ver a qué países les ha ido mejor y a qué países les ha ido peor y qué variables tienen comparativas tienen unos países y tienen otras y muchos de los fallecimientos, muchos de los infectados son debido a estas circunstancias.
Ante una crisis similar futura, ¿qué medidas deberían adoptarse en cuanto a recursos humanos, recursos materiales y de gestión y de organización?
Lo que hemos aprendido -también de Médicos Sin Fronteras y Médicos de Mundo- es que podríamos haber hecho mejor lo que tiene que ver con la gestión de los circuitos y de los espacios.
Es fundamental que tengamos circuitos limpios y circuitos sucios, que no se mezclen, cuando sucede algo como esta pandemia. Todas estas infecciones verticales de utilizar el mismo ascensor para llevar a los pacientes Covid o no Covid al acceso de una planta de Rayos, o de utilizar las mismas escaleras, o que los profesionales estén en un sitio y en otro con Covid y no Covid, ha hecho que haya habido
mucha infección iatrogénica entre los hospitales.
Ahora hemos trabajado mucho en todo el circuito limpio y el circuito no limpio, y creo que eso lo hemos aprendido a base de muchas infecciones.
Además, hemos aprendido a
utilizar recursos no hospitalarios en nuestro beneficio. Nunca se habían tenido que medicalizar, pero ahora tenemos mucha más experiencia sobre qué pacientes son los que pueden beneficiarse de ese tipo de recursos y cuáles no.
"La Administración debe ser más ágil en la gestión; vivimos en un país que está absolutamente burocratizado"
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Hemos aprendido a que hay cosas mínimas de formación que es importante que lo tenga el mayor número de médicos disponibles: el cuello de botella no tiene que ser solo el número de intensivistas o anestesistas que tenga un hospital. Los profesionales de la Medicina, con
cursos de formación mínima, podemos hacer muchas más cosas. Tenemos que estar preparados para que profesionales de distintas especialidades se remanguen y tengan que ver pacientes que en condiciones normales no tendrían que ver. Y eso requiere una mínima formación en aspectos que tienen que ver con la atención a estas epidemias.
También hemos aprendido la i
mportancia de escuchar. El problema ahora no es que el Gobierno o las comunidades no estén dispuestas a gastar dinero, lo que pasa es que no tienen donde comprar las cosas que se necesitan, y ¿por qué? Porque otros las han comprado antes. Debemos ser más ágiles en todo lo que es la gestión. Vivimos en
un país que está absolutamente burocratizado. Así como nosotros los médicos hemos tenido que adaptarnos y cambiar nuestro trabajo y nuestro espacio en horas, la Administración no ha sido capaz de hacerlo. Y la Administración tiene que tener la misma flexibilidad que hemos tenido los profesionales sanitarios para que en circunstancias excepcionales puedan hacer las cosas de forma excepcional, como nosotros.
¿Qué podría aportar la Psiquiatría que no haya podido aportar en crisis actual?
Yo creo que esta pandemia
ha puesto la Psiquiatría en el lugar que le corresponde. La respuesta que se ha dado desde la especialidad ha puesto en valor las importantísimas competencias que los profesionales de la Psiquiatría y de la Salud Mental -también con los psicólogos clínicos- tienen.
Somos personas que estamos muy acostumbradas a vivir situaciones de
estrés y a tratar a personas que están sufriendo
trauma. Me refiero a profesionales compañeros que están en primera línea, como pacientes, familiares de los pacientes que por unas características específicas de esta situación en la que hay un riesgo de infección no pueden estar en contacto ni verse, muchos fallecimientos de forma muy rápida en la que no hay rituales de entierros, despedidas... Estamos muy acostumbrados a lidiar con aspectos que tienen que ver con la muerte a través del suicidio, a dar malas noticias, a hacer contención emocional, a realizar terapias en grupos con profesionales sanitarios para que puedan ventilar sus emociones, ayudarles a que descarguen todas esas rabias, frustración, ansiedad, etc.
Los profesionales de la Salud Mental hemos sido
piezas fundamentales en la respuesta que se le ha dado a la crisis, bien a nuestros compañeros en otras áreas de la Medicina, con sus vivencias personales, y también en el trabajo que hemos sido capaces de desarrollar como médicos; como otra especialidad médica más.
Hemos sido muy importantes en la descarga que hemos hecho a la hora de gestionar en hospitales, como el nuestro, todo lo que es el proceso de la muerte, desde el
pre exitus hasta el
exitus, el acompañar a las familias a que se despidan de su familiar, a ver al fallecido, al seguimiento del duelo, y toda esa angustia que tiene el médico por dar malas noticias a familiares que no pueden tener contacto físico con la persona, etc. En muchas ocasiones, todo eso lo hemos gestionado también nosotros.
A los médicos y a los profesionales sanitarios les ha sido de muchísima ayuda el saber que nosotros nos estábamos haciendo cargo y estábamos preocupados y atendiendo a las necesidades emocionales y psíquicas de esas personas, de esos familiares que estaban en casa.
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