Jaume Raventós, vicepresidente de la Asociación Salud Digital (ASD) y consejero delegado del grupo Ita.
La
telemedicina tiene como objetivo ofrecer un servicio no presencial que aborde de
forma holística la consulta médica.
Jaume Raventós, vicepresidente de la
Asociación Salud Digital (ASD) y consejero delegado del
grupo Ita, es el coautor de una
guía orientada a profesionales sanitarios a los que ofrece consejos y recomendaciones acerca de este ámbito.
Raventós apunta a
seis puntos clave para que la teleconsulta sea exitosa: consideraciones clínicas, tecnológicas, formación en telemedicina, evaluación y seguimiento de los servicios de tele-consulta, aspectos éticos y legales del uso de la teleconsulta.
Respecto a las
consideraciones clínicas, lo primero es conocer
qué tipo de paciente debe ser descartado para ser atendido por la teleconsulta. En este sentido, la guía, básandose a su vez en la Guía de intervención psicológica no presencial publicada por el
Colegio de Psicólogos de Madrid, desaconseja la intervención psicológica no presencial en las siguientes condiciones clínicas:
-
Muy bajo estado de ánimo.
-
Ansiedad excesiva, muy pocas estrategias de autocontrol emocional, crisis frecuentes.
-
Adicciones, problemas de alimentación o de control de impulsos graves.
-
Ideación suicida, riesgo autolítico o problemas de violencia, abuso o acoso.
-
Conflictos familiares/parejas importantes.
-
Pérdida de realidad, alucinaciones, delirios, etc.
-
Inhabilidad social grave/agorafobia –requiere estrategias específicas.
En el apartado de consideraciones clínicas también se especifica
cómo debe ser el lugar en el que el profesional sanitario debe situarse para realizar la teleconsulta:
-
Espacios libres de interrupciones. Asegurar en todo momento la privacidad. No presencia de terceras personas.
-
El fondo que se ve detrás del profesional debe de ser neutro, sin fotos, ni elementos personales. Una foto, o un cuadro pueden llegar a molestar a algún paciente, así que se tiene que evitar, así como las librerías.
-
Se debe de establecer una atmósfera lo más profesional posible, así, se debe de ir con indumentarias profesionales como si se estuviera en la visita presencial.
-
No tener nunca comida, ni bebidas visibles a la cámara.
-
Que la cámara esté al mismo nivel que los ojos del profesional, que permita un mismo nivel entre los ojos del paciente y los del profesional.
Finalmente, se especifica que e
l protocolo elaborado para este servicio no presencial debe ser revisado si así se requiere.
Consideraciones tecnológicas y formación
En cuanto al aspecto tecnológico, Raventós subraya la importancia de
decidir qué plataforma tecnológica utilizar y qué proveedor va a suministrar la tecnología para dar el servicio en las mejores condiciones.
"Los datos y la información generada por una visita no presencial deben de ser tratados como en el caso de la presencial. Es altamente recomendable que se anote en el curso clínico del paciente los resultados de la visita. Por ello, es recomendable que en el caso de que exista ya una
Historia Clínica Digital en el centro donde está vinculado el profesional que realiza la visita no presencial, sea en esta HCD donde se anote la visita", afrima la guía sobre el tratamiento digital de los datos clínicos. Respecto a la formación se recomienda la elaboración de un vídeo básico que sirva de guía para el profesional sanitario.
Evaluación y seguimiento y aspectos éticos y legales
Para una adecuada evaluación y seguimiento de los pacientes, Raventós aconseja seguir seis
indicadores:
-
Número de visitas no presenciales en un tiempo determinado (día/mes/año).
-
Porcentaje de visitas no presenciales sobre el total de visitas, en tiempo determinado y en profesional/servicio clínico y/o especialidad/centro asistencial/sistema. Nos ayudará a saber la transformación digital que se está llevando a cabo y quién la está haciendo con mayor impacto.
-
Número de cancelaciones. Porcentaje de cancelaciones sobre las visitas no presenciales. Es importante comparar este indicador con el de visitas presenciales, para saber la eficacia en cuanto a asistencia en un modelo o en otro.
-
Tipología de pacientes (diagnóstico) que utilizan la Teleconsulta.
-
Indicadores de resultados clínicos en función del diagnóstico, que permitan ver la eficacia del sistema de seguimiento.
-
Satisfacción de los pacientes. Poder tener algún indicador de satisfacción como el sistema NPS (Net Promote Score) o algún tipo de encuesta estructurada, nos permitirá conocer el grado de satisfacción del paciente con el servicio dado.
Para un adecuado ejercicio ético y legal de la teleconsulta, la guía considera "
imprescindible considerar toda la reglamentación de aplicación que pueda haber sobre el uso de la tecnología para realizar visitas no presenciales, así como los aspectos éticos de su uso. Actualmente la implantación en el uso de la tecnología ha pasado por delante de la propia reglamentación, se ha ido a una velocidad que no ha tenido correspondencia en la regulación de la actividad concreta".
También "tenemos que considerar los
aspectos éticos vinculados al uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para procesos clínicos, donde debemos asegurar aspectos como la equidad en el acceso al servicio, o la posibilidad de disponer de la tecnología apropiada para acceder al servicio".
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.