El dispositivo permite recuperar la capacidad de audición de las personas sordas, ya que estimula las células ciliadas

Quirónsalud Madrid realiza con éxito diez implantes cocleares
Un momento de la cirugía de implantes cocleares.


29 jun. 2016 13:30H
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El Hospital Universitario Quirónsalud Madrid ha realizado con éxito 10 implantes cocleares gracias al trabajo conjunto de otorrinolaringólogos, neurólogos, audiólogos, técnicos programadores de implantes y logopedas, informa el grupo en un comunicado.

El implante coclear es un dispositivo que permite a las personas con sordera severa y profunda algo tan preciado como volver a oír. Este elemento es capaz de sustituir la estimulación de las células ciliadas de la cóclea que ocurre en la audición normal, por señales eléctricas que estimulan las fibras nerviosas del nervio auditivo, para permitir el reconocimiento del habla.

“El implante consta de dos partes: un dispositivo que se implanta quirúrgicamente dentro del hueso temporal donde se aloja el oído, del que sale una guía de electrodos que se introducen en la cóclea (oído interno). La segunda es el dispositivo externo o procesador de sonido donde se recibe la información auditiva y se transforma en una señal eléctrica”, explica Luis Lassaletta Atienza, otorrinolaringólogo responsable de la Unidad de Implantes Cocleares del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.

Esta unidad, englobada en el Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid dirigido por Carlos Ruiz Escudero y que se creó hace un año y medio, ya ha colocado más de una decena de implantes cocleares. Esta labor ha sido posible gracias al trabajo conjunto de especialistas en Otorrinolaringología, neurólogos, audiólogos, técnicos especialistas, logopedas y rehabilitadores.

Los implantes cocleares están indicados en casos de personas completamente sordas o con muchas dificultades auditivas que no obtienen suficiente beneficio de los audífonos convencionales.

Existen dos perfiles principales: “los niños que nacen con una hipoacusia (sordera) y que, por tanto, no  desarrollan el lenguaje, porque no han adquirido las habilidades auditivas necesarias al no poder escuchar; y niños y  adultos que desarrollan una hipoacusia (sordos) cuando ya habían adquirido el lenguaje”, detalla Lassaletta. En los niños que nacen sordos, lo más adecuado es que sean implantados lo antes posible, siempre y cuando estemos seguros de que el bebé sufre una sordera profunda. Existe margen hasta los dos años para obtener buenos resultados. “Cuanto antes se haga, los beneficios de la implantación aparecen antes”.
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