La oficina delegada de Muface en Madrid, con el cierre echado.
Muface se ha convertido en un terremoto. Sus remolinos han empezado a arrasar con todo a su paso. Por el momento, ha causado más de 1,53 millones de víctimas. Sus efectos colaterales se han llevado consigo a sus 'hermanos', Mugeju e Isfas, cuyas licitaciones han quedado suspendidas cautelarmente. Hoy, la gran mutualidad de los funcionarios se enfrenta a un día decisivo para su futuro: las aseguradoras, tanto las ya presentes en el concierto como todas aquellas que quieran participar, tienen la opción de
exponer las cuantías que crean necesarias para el nuevo trienio de Muface.
Por el momento, solo
Asisa y DKV han confirmado que han presentado alguna cuantía. De hecho, esta última entidad ha propuesto un
aumento de la prima del 40,6 por ciento para un solo años y un 30,35 por ciento para el mismo periodo para Muface Internacional. Asisa, en cambio, ha seguido la misma línea que ha mantenido en toda la crisis: un perfil bajo. La compañía ha comentado que "no hará publica ninguna cifra".
Así se fragmentó Muface
El modelo sanitario
se fracturó el pasado 5 de noviembre. Esa era la fecha marcada en el calendario de las aseguradoras, el Gobierno y los funcionarios adscritos a Muface. Fue entonces cuando las tres entidades que dotan de asistencia sanitaria al concierto (Asisa, Adeslas y DKV)
dejaron desierto el proceso de licitación de cara al siguiente bienio (2025-2026) de la mutualidad.
Cada aseguradora empezó a confirmar su ‘no’ a cuentagotas. Minutos después de las 10.00, hora en la que las compañías tenían que dar una respuesta, llegaron los comunicados.
La primera fue DKV.
Adeslas fue la segunda en confirmarlo. En un extenso texto enviado a los medios de comunicación, la aseguradora aclaraba su disposición a continuar en Mugeju -que proporciona asistencia sanitaria a jueces, fiscales y trabajadores de la Administración de Justicia- y en Isfas -que hace lo propio con las Fuerzas Armadas y la Guerra Civil-. Pero, ¿dónde estaba Muface?
Redacción Médica llamó en ese momento a la compañía. Rechazaron continuar en el concierto por motivos económicos. Aludieron a la
infrafinanciación del concierto. El mismo argumento que había explicado DKV.
La hora rozaba las 10.30 y aún quedaba
Asisa por dar una respuesta. El nerviosismo ya latía entre los sindicatos, los funcionarios y los propios medios. En esta ocasión, fue la compañía la que se puso en contacto con este medio.
“No vamos a seguir en Muface, pero sí en Isfas y en Mugeju”, declararon en una llamada que duró unos segundos.
Las negociaciones para Muface: así fueron
El vaivén entre el Gobierno y Asisa, Adeslas y DKV comenzó hace meses.
A principios de verano, la Dirección General de Muface deslizó que la prima para el siguiente concierto rondaría el 27 por ciento. Esa cifra ya estaba por debajo del 40 por ciento que solicitaban las compañías para sufragar sus pérdidas.
La primera semana de octubre
el Ejecutivo lanzó su primera propuesta. Esta vez, oficial. Un 14 por ciento para los dos años. Las tres entidades rechazaron la prima en unanimidad. Además, la sanidad privada y los sindicatos tacharon este movimiento como un “plan deliberado para dejar morir a Muface”.
La última propuesta llegó a mediados del mismo mes.
Un 17,2 por ciento, la prima más alta de la historia de la mutualidad. Asisa, Adeslas y DKV ya alertaron entonces: “No es suficiente”.
La llegada de la Operación Salvar Muface
El anuncio de las aseguradoras suscitó un gran nerviosismo. La Dirección General de Muface emitió esa misma mañana un comunicado en el que anunciaban que el Gobierno
ya trabajaba en una nueva licitación para el concierto. Además, la insistencia de los sindicatos en buscar una solución derivó en
una reunión urgente del Consejo General de Muface.
La convocatoria tuvo lugar dos días después, el jueves. En ella, la directiva aclaró que el Gobierno garantizaría la asistencia sanitaria a las cerca de 1,5 millones de personas. ¿Cómo? Solo aseguraron, como filtraron los sindicatos a este medio, que
el Ejecutivo disponía de los “mecanismos” suficientes -dispuestos en la Ley de Contratos del Sector Público-.
En una revisión de la norma, la única herramienta presente a la que podría acogerse el Gobierno es la
prórroga forzosa. Con ella, el Ministerio para la Función Pública [el encargado de Muface] puede obligar a las aseguradoras a continuar prestando sus servicios hasta nueve meses después de la finalización del contrato. Es decir, hasta octubre de 2025.
Sin embargo, hace unos días
Redacción Médica adelantó que
la Ley de Contratos para el Sector Público podía tener dos lecturas. Y, dependiendo de los tiempos,
las aseguradoras podrían acabar recurriendo la prórroga y llevar al Gobierno a los tribunales. O, por el contrario, verse obligadas a seguir dotando de sus servicios durante nueve meses. Y todo depende de la prisa que se de el Ministerio para la Función Pública en elaborar una nueva licitación.
Las cartas de despedida de DKV y Adeslas
Tras el 'no' a la primera licitación,
Adeslas y DKV, dos de las compañías más longevas en el concierto,
enviaron sus respectivas cartas de despedida. Ambas decían adiós a Muface tras 50 años de servicio y les decían a los mutualistas que la "
infrafinanciación a la que se había visto expuesto el concierto" era la razón que les había llevado a dejar desierto el proceso de licitación.
Las dos entidades enviaron sus cartas por e-mail poco después de ese 5 de noviembre, aunque algunos correos llegaron a los buzones de los mutualistas bastante después. Además, la
Dirección General de Muface, en un intento de calmar el ambiente, respondió a Adeslas que los mutualistas seguirían teniendo sus asistencia sanitaria asegurada más allá del 31 de enero.
La guerra interna del Gobierno por Muface
El Ministerio de Sanidad y el Ministerio para la Función Pública se han convertido en los protagonistas de Muface en las últimas semanas. El primero, capitaneado por Mónica García (Sumar), filtró el pasado 18 de noviembre un
informe de impacto en el que valoraba qué pasaría si se integraba a las 1,53 millones de personas (entre titulares y beneficiarios) en la mutualidad. En él, titulado
'Muface: del seguro privado al Sistema Nacional de Salud (SNS)', la cartera tachaba de "insostenible" el concierto sanitario.
En este sentido, hay que recordar que Sumar, en su programa político para las elecciones del 23J, ya
planteaba la supresión del mutualismo en España. De hecho, no hablaba solo de Muface: también incluía a sus 'hermanos', Mugeju e Isfas. Estos dos modelos sanitarios también han sufrido la crisis. Sus licitaciones han quedado suspendidas cautelarmente.
Dos días después de la publicación del informe de Sanidad, el
Ministerio para la Función Pública, dirigido por el socialista Óscar López, publicó una consulta preliminar de mercado con el objetivo de valorar qué cuantías estarían dispuestas a aceptar las aseguradoras para el nuevo Muface. Además, su departamento
amplió la licitación un año más.
El futuro
Las cartas, o más bien las cifras, ya están sobre la mesa.
Asisa y DKV ya han enviado sus propuestas y está en manos del Gobierno elaborar cuanto antes la nueva licitación. Además, en el caso de que el nuevo proceso no contente a las aseguradoras, puede acabar en un 'galimatías jurídico' con las entidades y el Gobierno en los tribunales.
Mientras el Ejecutivo toma la decisión final, cerca de 1,53 millones de personas siguen en vilo por su asistencia sanitaria.
Los próximos días van a ser claves para el futuro de Muface, que ya está a punto de celebrar sus 50 años.
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