La migraña suele estar asociada a síntomas como fotofobia, sonofobia y osmofobia, lo que implica que la persona que la sufre no soporta la luz, los ruidos ni los olores.
En España, más de cinco millones de personas sufren de
migraña, una enfermedad altamente discapacitante considerada la
tercera patología más frecuente en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). A pesar de ello, en el 75 por ciento de los pacientes es
infradiagnosticada, lo que puede incrementar la
cronificación del dolor y el deterioro de la calidad de vida de la persona que la padece. Para arrojar luz sobre esta importante afección, los especialistas en oftalmología de
Miranza, el grupo de oftalmología líder en España, señalan aquellos
hábitos negativos para la visión que pueden generar migraña y explican que algunas patologías oculares también pueden fomentar la aparición de nuevos episodios de esta enfermedad neurológica.
Algunas rutinas relacionadas con la vista pueden generar o intensificar una
migraña ocular o retiniana, la cual consiste en un tipo de
cefalea que por lo general se localiza en un lado de la cabeza o alrededor del ojo. Estos hábitos pueden ser una
incorrecta higiene del sueño, un consumo excesivo de cafeína, un estrés muy intenso, el
consumo de alcohol en ciertas personas, los esfuerzos de visión cercana sin
descansos óptimos o la realización de tareas en contextos en los que hay una gran diferencia de intensidad de luz entre la pantalla y la luz de ambiente.
Por otra parte, los defectos refractivos como el
astigmatismo o la diferencia de graduación entre ojo y otro también puede dar lugar a
dolores de cabeza, mejor conocidos como cefaleas refractivas, las cuales, pueden provocar o incrementar la intensidad de la migraña ocular. Otras patologías que pueden desencadenar esta patología neurológica son los
defectos de estrabismo, especialmente en personas con dificultad para hacer movimientos de convergencia o que tienen tendencia a tener un ojo hacia fuera.
Sin embargo, no todas las variantes de la
migraña afectan a la visión. De hecho, una distinción recurrente es la existente entre la migraña sin aura, en la que no suelen mediar síntomas visuales más allá de cierta sensibilidad a la luz, y la migraña con aura, en la cual tienen lugar
destellos de luz, líneas en zigzag y puntos ciegos que aparecen antes del dolor de cabeza.
La migraña y los dolores de cabeza
Los especialistas destacan la relación entre ciertas condiciones vasculares y la migraña como un importante factor de riesgo para ciertas enfermedades. Una de ellas es el
glaucoma, una enfermedad provocada por la
presión intraocular en el nervio óptico, y otra afección es el síndrome isquémico ocular, que ocurre cuando la sangre no fluye adecuadamente al nervio óptico del ojo. En ambos casos los daños podrían ser permanentes, provocando una repentina pérdida de visión.
La principal diferencia entre los
dolores de cabeza convencionales y las migrañas oculares, y en general cualquier tipo de migraña, es el
área afectada: la migraña suele ser un dolor de cabeza en una mitad de la misma, no en toda ella, lo que suele ayudarnos a distinguirlas fácilmente. Además, la migraña se desarrolla a través de
punzadas, mientras que el clásico dolor de cabeza suele tener una presencia más constante. Por último, la migraña suele estar asociada a síntomas como
fotofobia, sonofobia y osmofobia, lo que implica que la persona que la sufre no soporta la luz, los ruidos ni los olores.
Acudir a un
neuroftalmólogo, capaz de analizar todos los posibles desencadenantes de la migraña será especialmente relevante en toda persona que nunca haya tenido
migrañas y de pronto sufra un episodio de esta enfermedad neurológica. Además, esta exploración permite identificar las causas que han provocado la aparición de la migraña para intentar encontrar así el tratamiento más adecuado.
Los especialistas de Miranza recomiendan también visitar a un especialista cuando la causa de la migraña se debe a un
problema visual como un defecto refractivo u otro tipo de
problema ocular, ya que es posible poner en marcha mecanismos de corrección. Del mismo modo, toda migraña que dure menos de cinco minutos o más de una hora debería motivar una visita al especialista.
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