Juan Antonio Álvaro de la Parra, gerente del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz.
Más de 200 especialistas en
Cardiología de Atención Primaria (AP) y
Especializada (AE) actualizaron sus conocimientos, unificaron criterios de actuación y consensuaron vías de trabajo en común en el
Curso de Actualización Cardiovascular para médicos de Atención Primaria, recientemente celebrado en el
Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, según han informado en una nota.
Y es que, aunque físicamente trabajen separados, los profesionales de Primaria y Especializada deben tener "contacto permanente" y "funcionar como un
equipo para no repercutir negativamente en la
salud y
bienestar de nuestros
pacientes", asegura
José Tuñón, jefe del Servicio de Cardiología del hospital madrileño y co-organizador de la cita formativa junto a
Javier Dodero y Óscar Gómez, director y subdirector, respectivamente, de
Continuidad Asistencial del centro.
Primaria y Especializada deben tener "contacto permanente para no repercutir negativamente en la salud de los pacientes"
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La coordinación entre los dos niveles asistenciales plantea distintas claves en el ámbito cardiovascular, tales como
la selección en Especializada de los pacientes que pueden ser dados de alta y derivarse para seguimiento en AP o, en el sentido contrario, aquellos que el médico de Primaria detecte que debe remitir al especialista, bien porque precise un diagnóstico o porque necesite actualizar el tratamiento.
Más concretamente, los asistentes al curso analizaron los retos a los que se enfrenta el profesional de AP en el abordaje de la insuficiencia cardiaca, entre los que destacó de nuevo la
identificación de los pacientes que presenten un empeoramiento de su función cardiaca antes de que aparezcan síntomas severos, puesto que, como señaló Tuñón, "los recursos diagnósticos que tiene a su disposición son más limitados que aquellos con los que cuenta el especialista".
"La prevalencia e impacto de las enfermedades cardiovasculares en la sociedad actual hace que se destine a ella una importante financiación pública y privada, lo que se traduce en un constante avance de las posibilidades terapéuticas", continúa el especialista, indicando
la formación continua que requiere su dedicación, los importantes recursos terapéuticos con los que cuenta y las numerosas novedades que se producen en la especialidad.
Avances destacados
Entre las más importantes de los últimos años Tuñón subrayó
varios fármacos que "han demostrado disminuir la incidencia de eventos cardiovasculares y, en algunos casos, también la mortalidad” asociada a ellos. Así, destacan los denominados inhibidores de la proteína PCSK9, fármacos que reducen el colesterol de manera marcada; los nuevos antidiabéticos orales, como los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa tipo 2 (SGLT2) y los agonistas del receptor GLP-1; y la combinación sacubitrilo-valsartán en la insuficiencia cardiaca”. Además, aseguró el cardiólogo, “los anticoagulantes orales directos están demostrando beneficios que van más allá de la fibrilación auricular, como los observados en pacientes coronarios y en los que padecen cáncer".
Respecto al tratamiento de la enfermedad valvular, figura el
progreso en el abordaje por catéter percutáneo de esta patología sin necesidad de intervención quirúrgica. "Por otra parte -continuó-, la utilización de los niveles elevados de péptido natriurético tipo B (BNP) para considerar la posibilidad de intervenir a pacientes con estenosis aórtica y que aún no tienen síntomas también nos parece interesante, pues abre una nueva era en la que los biomarcadores pueden ayudarnos a tomar decisiones antes de que el paciente sufra algún deterioro que, en ocasiones, puede llegar a ser irreversible".
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