Ramiro Cabello, jefe asociado del Servicio de Urología de la Fundación Jiménez Díaz.
5 jul. 2021 15:50H
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Hace algo más de dos años, cuando la Fundación Jiménez Díaz adquirió un sistema Xi Da Vinci para su Programa de Cirugía Robótica, Urología fue el servicio pionero en comenzar a utilizarlo en el hospital. Desde entonces, el departamento ha obtenido excelentes resultados en las intervenciones que ha llevado a cabo con esta plataforma y vislumbra una paulatina consolidación de este abordaje entre las opciones de procedimientos quirúrgicos en Urología.
“La cirugía robótica permite afrontar intervenciones de alta complejidad, tanto oncológicas como reconstructivas, con las ventajas de la cirugía mínimamente invasiva”, explica Ramiro Cabello, jefe asociado del Servicio de Urología de la Fundación Jiménez Díaz, quien actualmente, junto con el resto del equipo, está realizando este tipo de abordaje quirúrgico en prostatectomía radical robótica y cistectomía radical robótica con derivación urinaria intracorpórea.
En concreto, el Servicio de Urología del hospital madrileño cuenta con cuatro cirujanos con dilatada experiencia en cirugía abierta y laparoscópica, acreditados para la utilización de la plataforma Da Vinci: Juan Ignacio Monzó, Carmen Gomis y Cristina Quicios, junto a Cabello.
Asimismo, el servicio también dispone de anestesistas especializados y de un equipo de Enfermería especializada en cirugía robótica. Este grupo trabaja conjuntamente con otras especialidades para realizar procedimientos complejos de otras patologías que afecten al aparato genitourinario, como son los tumores digestivos o la patología ginecológica.
Ahora, entre los planes del hospital destaca el de ampliar el Programa de Cirugía Robótica, incorporando la cirugía renal y reconstructiva. “La Fundación Jiménez Díaz se encuentra en una posición de privilegio para ser un centro de referencia a nivel nacional en cirugía robótica”, asegura Cabello.
Las ventajas del sistema Xi
Gracias al empleo de la cirugía robótica, los cirujanos tienen un acceso más fácil a anatomías complicadas, una mejoría en la radicalidad oncológica y una mayor precisión reconstructiva. En cuanto a los beneficios para el paciente -antes, durante y después de la cirugía-, se encuentran una recuperación más rápida tras la intervención, menor dolor postoperatorio, una rápida reincorporación a la actividad cotidiana, la reducción del tiempo de hospitalización y menor sangrado intraoperatorio. “Además, facilita la realización de técnicas que reducen el impacto de la cirugía y sus secuelas sobre la continencia y la función eréctil”, indica Cabello.
Formado por tres componentes (la consola quirúrgica, el carro del paciente y la torre de visión), el Da Vinci permite al cirujano operar manipulando un robot a distancia que transforma el movimiento de sus manos en impulsos y movimientos que son canalizados a los brazos robóticos. Además, en el modelo Xi puede conectarse una segunda consola para que dos cirujanos puedan realizar juntos la cirugía.
La citada plataforma, de la que dispone la Fundación Jiménez Díaz, ofrece una mayor precisión y seguridad frente a modelos anteriores, y permite realizar incisiones más pequeñas. Asimismo, facilita una visión 3D aumentada hasta diez veces, asegurando la claridad y precisión de los detalles anatómicos, y elimina el temblor fisiológico y los movimientos involuntarios del cirujano.
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