Hasta un 20% de los españoles podría haber sufrido abuso sexual infantil

Santiago Pérez, director de la Unidad de Psicología de la Clínica HLA Montpellier y psicotraumatólogo en el Hospital Universitario HLA Moncloa, ha publicado, en colaboración con la Fundación Asisa, un poemario para concienciar sobre las necesidades del desarrollo y puesta en marcha de recursos dirigidos a menores víctimas de abusos. La obra, titulada “Obvio”, consta de una recopilación de más de cincuenta poemas escritos en primera persona, que pretenden verbalizar la realidad que hay detrás de los abusos.

“La principal motivación a la hora de elaborar el poemario ha sido dar voz a los menores víctimas de abusos. Conocer de primera mano todo el amplio espectro de pensamientos y sentimientos que experimentan”, afirma el especialista. “Cuando se han producido abusos durante la infancia afloran las inseguridades, la indefensión y el miedo. Pero también se experimentan otro tipo de sentimientos como la ira y la rabia. Obvio habla de todo ello”, comenta.

Una realidad oculta, pero prevalente

Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud, una de cada 5 mujeres y uno de cada 13 hombres afirman haber sufrido abusos sexuales en algún momento durante su infancia. A nivel nacional, un informe de la Fundación Save The Children sostiene que entre un 10 y un 20 por ciento de los españoles podrían haber sufrido algún tipo de abuso de índole sexual durante su infancia. Sin embargo, la prevalencia podría ser aún mayor que el que reflejan estos datos.

“Las cifras solo muestran una parte del problema. Tenemos que tener en cuenta que el abuso sexual infantil sigue siendo un tabú por varias razones”, sostiene Santiago Pérez. “El principal motivo que condiciona este silencio es el entorno en el que se produce este tipo de abusos. Por lo general, los abusos sexuales a menores se originan dentro de su entorno más cercano. Víctima y abusador suelen tener algún tipo de parentesco. O bien pertenecen al mismo entorno familiar o son personas de confianza”, asegura el autor. Al contar con la confianza del menor, ejercen sobre él un control sometiéndole a su voluntad, de forma que los abusos se pueden producir durante meses o años.

Otro de los motivos que condicionan este tabú es que los menores suelen permanecer callados mientras se producen los abusos y expresarse tiempo más tarde. “El silencio de las víctimas suele ir condicionado por sentimientos como el miedo o la culpa. Además, como los abusos se suelen producir a escondidas y, en ocasiones, sin lesiones visibles; es posible que el menor considere que no le van a creer o incluso le puedan culpar de lo sucedido”, explica Santiago Pérez. “A medida que crecen, suelen ser conscientes de lo sucedido y, por tanto, expresarse. Lo que sitúa a los menores en una situación de vulnerabilidad porque los abusos no se identificaron cuando era necesario y porque las víctimas ya presenten secuelas de algún tipo”.

El tipo de secuelas a las que el autor del poemario se refiere son aquellas relacionadas con la salud reproductiva de las víctimas (embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual, traumatismo ginecológico, etc.), en su salud mental (trastornos, depresión, ansiedad, tendencias suicidas), conductuales (adiciones, relaciones sexuales sin protección o mayor riesgo de ejercer violencia sexual posteriormente) o incluso mortales (suicidio, complicaciones derivadas de ITS…). Estas secuelas pueden llegar a prolongarse durante la edad adulta del menor. Resulta, por tanto, indispensable la concienciación de los abusos sexuales a menores de forma que se favorezca la identificación a tiempo y, por tanto, el menor reciba el abordaje adecuado.

El poemario “Obvio” puede descargarse gratuitamente a través de este enlace.