Carolina Vila, dermatóloga del Hospital Quirónsalud Huelva
14 ene. 2021 14:20H
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Filomena, la ola de frío y nieve que ha azotado la península ha dejado temperaturas bajo cero históricas. Una situación de frío extremo que puede ser perjudicial para nuestra piel si no tomamos las debidas precauciones.
Como detalla Carolina Vila, dermatóloga del Hospital Quirónsalud Huelva, en estas condiciones de frío intenso es más habitual que puedan aparecer eczemas, sequedad, tirantez, o rojeces en la piel a consecuencia del intenso frío ya que con el frío se enlentece la circulación sanguínea, la piel se deshidrata con más facilidad, y se ralentiza el ciclo de renovación de las células cutáneas, por lo que aparece más seca, apagada, con más retención de células epidérmicas muertas y más vulnerable.
Para mejorar el estado de nuestra piel en estos días de intenso frío, lluvia, viento, nieve, etc. la dermatóloga advierte que es importante tener en cuenta algunos aspectos. En el caso de la ducha, es preferible realizarla con agua tibia, no muy caliente y no muy fría, con una duración de aproximada de 15 minutos, evitando chorros directos a presión para no dañar la epidermis más superficial.
Intentar conservar la temperatura corporal
Igualmente es fundamental realizar una hidratación adecuada, abundante y frecuente de la piel, insiste. Se deben aportar cremas hidratantes que protejan las células epidérmicas y restablezcan la función barrera. Es recomendable el uso de un emoliente adecuado, con alto contenido en urea, lanolina y vaselina que ayudará a mantener una piel sana. En opinión de la experta “el momento más crítico es tras la higiene en la ducha, pero en ocasiones es necesario repetir la aplicación de la crema varias veces a lo largo del día”. Del mismo modo, los labios sufren mucho en invierno con el frío, más aún si se tiene alguna dermatosis de base —piel atópica, piel sensible, rosácea, psoriasis—.
Por otro lado, Carolina Vila, alerta sobre la afectación de las bajas temperaturas sobre la microcirculación de la piel, ya que “puede inflamar los pequeños vasos sanguíneos en dedos de manos y pies, que son zonas muy vulnerables a la pérdida de calor corporal, dando lugar a la aparición de los temidos y molestos sabañones: picor, manchas rojas, hinchazón o incluso la aparición de ampollas en dedos de manos y pies”. Para evitar su aparición, la dermatóloga apunta que es fundamental, además de mantener la piel bien hidratada, intentar conservar la temperatura corporal con uso de prendas térmicas, guantes o calcetines de lana que también podemos acompañar de gorros que protejan el pelo y cuero cabelludo y disminuyan la pérdida de calor del organismo.
Proteger la piel frente a las radiaciones ultravioletas
Tal y como indica, es importante evitar acercarnos demasiado a las fuentes de calor, tales como estufas, radiadores, calderas, o braseros (mesas camilla), etc. ya que la vasodilatación brusca puede dar lugar a la aparición de antiestéticas venitas o alteraciones vasculares mayores principalmente en la zona de piernas, así como la posibilidad de producirnos quemaduras.
Además, Vila resalta la importancia de mantener la piel bien hidratada también desde el interior, realizando una adecuada ingesta de agua y de alimentos cocinados en sopas o cremas que mantienen la homeostasis —calor corporal—.
Asimismo, si vamos a realizar algún deporte al aire libre, la doctora insiste en que no hay que olvidarse de utilizar el fotoprotector solar, “ya que las radiaciones ultravioletas también nos afectan en los meses de invierno, con especial precaución si estamos en contacto con la nieve ya que los rayos UV se reflejan y pueden causar directamente quemaduras” concluye.
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