Antonio Jiménez, jefe de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital
Quirónsalud Infanta Luisa
El
miedo generado por el Covid-19 ha llevado a algunos pacientes a retrasar sus
tratamientos de fertilidad durante la pandemia. Algo que, desde la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital
Quirónsalud Infanta Luisa desaconsejan en rotundo puesto que los plazos de actuación son "clave".
"El camino no suele ser corto, por lo que hay tiempo para ir avanzando, de manera que cuando se encuentren más confiados, por las circunstancias que sean, estarán más cerca de conseguirlo", advierte Antonio Jiménez Díaz de la Serna como jefe de esta Unidad.
Tanto él como su equipo de profesionales, recomiendan, por tanto, no renunciar al deseo de ser padres, puesto que las condiciones para recibir dichos de tratamientos cumplen con los "estándares de seguridad y calidad establecidos frente al Covid-19". Desde que comenzara la pandemia, se realiza un estudio serológico y una PCR a los pacientes, previamente a las transferencias de embriones.
Más mujeres deciden congelar sus óvulos
Desde esta unidad, que cienta con un laboratorio de reproducción de alta tecnología, también destacan un aumento en la demanda de información y de tratamientos para la preservación de la fertilidad, al ser un método "completamente seguro para mantener óvulos sanos y jóvenes de cara a un uso futuro". Según Jiménez, la situación "por la que estamos pasando" puede ser la causante de que haya "más mujeres que deseen preservar sus óvulos si creen que sus planes de ser madres se pueden ver aplazados, ya sea por el miedo al coronavirus o por las especiales circunstancia que atraviese cada uno”, detalla.
En la actualidad, el porcentaje de éxito de recuperación de los gametos está ya cercano al 90-95 por ciento tras su criopreservación, con tasas de fertilización cercanas al 75 por ciento. La edad recomendable para realizar esta técnica y garantizar el éxito posterior de la recuperación de los gametos sería hasta los 35 años. Una vez vitrificados, estos podrán ser utilizados hasta los 50 años de la mujer, edad marcada por la propia normativa.
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