Francisco Ivorra, presidente de Asisa.
11 dic. 2020 14:20H
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Esta semana se han celebrado los dos últimos webinars del ciclo 'La Mirada Asisa', una iniciativa de Fundación Asisa que, a través de su Red de Cátedras, ha analizado la gestión de la pandemia de coronavirus, sus impactos en la salud, las transformaciones que se han producido en la sociedad; su alcance y sus consecuencias y, sobre todo, qué aprendizajes se pueden extraer de ella. El tercero de los cuatro webinars enfocó su mirada académica en los aciertos y los errores en salud pública y gestión sanitaria durante la pandemia.
Fernando Borrás, director de la Cátedra de Simulación Clínica de la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante) admitió que las estimaciones que los expertos realizaron inicialmente durante el periodo más duro de la pandemia estaban basadas en la evolución en China e Italia ya que, según Borrás, en España hubo una pésima gestión de datos. Para hacer frente de manera más eficaz a la pandemia, Borrás apuntó que sería necesario, además de mejorar la calidad de los datos, realizar test de antígenos masivos, más cribados y aumentar la capacidad de rastreo.
La mirada más crítica la aportó Joaquín Fernández-Crehuet, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública, presidente de la comisión de expertos de la Junta de Andalucía y director de la Cátedra de Ética Médica de la Universidad de Málaga que abordó la ley de eutanasia que en estos momentos debate el Congreso de los Diputados. Fernández-Crehuet lamentó que este debate coincida con una pandemia que ha elevado significativamente la mortalidad en España y que, a su juicio, no se haya tenido en cuenta suficientemente la opinión de los profesionales médicos. En este sentido, abogó por el desarrollo de una ley integral de cuidados paliativos ya que, bajo su criterio, “existen enfermedades incurables, pero no incuidables”.
Formación y comunicación
El cuarto y último webinar del ciclo, celebrado ayer, abordó dos cuestiones clave: cómo afectará la pandemia a la formación de futuras generaciones y la importancia de la comunicación sanitaria. Montserrat Gea, directora general de Profesionales de la Salud del Departamento de Sanidad de la Generalitat de Cataluña y vinculada a la Cátedra de Educación y Salud de la Universidad de Lérida, aportó la mirada más analítica a la jornada, analizando el impacto negativo del confinamiento en la salud de niños y adolescentes de 3 a 16 años.
Con relación al impacto en la educación, en su opinión, la pandemia ha abierto aún más la brecha educativa y aumentado las desigualdades. Para evitarlo, insistió en la necesidad de que las escuelas permanezcan abiertas y defiende que “son espacios seguros”, que están cumpliendo escrupulosamente con los protocolos.
Trinidad Herrero, catedrática de Anatomía, presidenta de la Real Academia de Medicina de Murcia y directora de la Cátedra Comunicación Sanitaria de la Universidad de Murcia, centró su intervención en la importancia de la comunicación sanitaria. Un buen facultativo “tiene que ser buen comunicador, hacer inteligible el lenguaje médico y desarrollar empatía frente al paciente”, cualidades que, según la catedrática, son esenciales en la comunicación efectiva y las facultades de Medicina tendrían que incorporar a sus programas.
La mirada docente vino de la mano de Daniel Hormigo, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Europea de Madrid, donde Fundación Asisa mantiene la Cátedra de Ciencias de la Salud, y Pablo Lara, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga y presidente de la conferencia de decanos de Medicina de España. Ambos coincidieron en que la crisis sanitaria ha traído profundas transformaciones a la docencia, ha acelerado el proceso de digitalización y ha puesto de manifiesto la necesidad de un enfoque educativo mixto que combine el aprendizaje presencial con el virtual, integrándolo de manera que la experiencia sea mucho más enriquecedora.
Según Daniel Hormigo, “las universidades han desarrollado herramientas que aportan valor y fomentan el aprendizaje autónomo, como son los simuladores con realidad virtual”. En esta línea, Lara ha querido puntualizar que estas herramientas “en ningún caso sustituyen las prácticas clínicas presenciales en centros sanitarios” y lamentó que durante la primera ola de la pandemia estas prácticas se suspendieran, algo que “no puede volver a ocurrir”.
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