Una incógnita. En eso se ha convertido el futuro de Muface. La crisis en las negociaciones por la continuidad de la mutualidad depende ahora de las aseguradoras que dotan de asistencia sanitaria al concierto (Asisa, Adeslas y DKV). Mientras, los pliegos de la mutualidad para el siguiente bienio (2025-2026) siguen desprendiendo distintos detalles para asegurar los servicios sanitarios de 1,5 millones de funcionarios. El texto, publicado a mediados de octubre en el Portal de Contratación del Estado, son claros:
el Gobierno vuelve a blindar la asistencia sanitaria de los empleados públicos de cara al próximo periodo, el de 2027-2028.
El Ejecutivo ha repetido sus pasos. En la última firma para el concierto
puso una condición en sus pliegos. Si las aseguradoras no firman el acuerdo de cara al bienio 2025-2026, deberán dotar de asistencia sanitaria a los mutualistas hasta febrero de 2025. Y lo hacían en dos casos concretos: el de pacientes ingresados y el de mujeres embarazadas. “Las entidades deberán seguir prestando la asistencia hasta el día en que se produzca el alta hospitalaria o se concluya la asistencia por maternidad, respectivamente", describe el texto firmado a finales de 2022.
La protección vuelve a ponerse sobre la mesa. En los nuevos pliegos, que aún están a la espera de la firma de las aseguradoras, el blindaje es idéntico. Si las entidades aceptan la oferta de Muface para 2025 y 2026 pero, en dos años, se echan atrás y no firman un nuevo concierto,
deberán dotar de asistencia sanitaria a sus pacientes hasta febrero de 2027. Y en los mismos casos: el de un mutualista ingresado y el de una mujer embarazada.
Además, el texto añade: “
Si la necesidad de hospitalización se prolongara, la Entidad sólo asumirá su cobertura hasta finalizar el mes de marzo de 2027, fecha a partir de la cual deberá asumirla la nueva Entidad de adscripción”.
¿Qué otros detalles desprenden los pliegos?
Los pliegos para el nuevo concierto sanitario, publicados a mediados de octubre en el Portal de Contratación del Estado, aún desprenden más detalles.
Uno de ellos es el del cálculo de la prima presupuestaria del 17,2 por ciento, la más alta de la historia de Muface.
El texto explica que
para el cálculo de este monto se han tenido en cuenta dos conceptos. El primero de ellos, basado en la cobertura de nuevos servicios del concierto incluidos en el Sistema Sanitario de Salud (SNS). Estos son: salud bucodental, incremento del gasto en farmacia hospitalaria, nuevos medicamentos innovadores y terapias avanzadas, nuevas vacunas en el calendario, y aumento del coste de cronicidad, entre otros.
Por otro lado, el segundo concepto es el de incremento de la cuantía de los honorarios médicos.
Además, los pliegos también desprenden otros datos:
las aseguradoras podrán subcontratar servicios de terceros siempre y cuando
se adecúen a los requisitos impuestos en el texto.
Las aseguradoras, ante el nuevo Muface
Asisa, Adeslas y DKV
continúan estudiando los pliegos del concierto sanitario. Así lo ha podido saber
Redacción Médica. Fuentes internas de las firmas han confirmado que el Gobierno ha hecho un “gran esfuerzo” en el nuevo texto de Muface e insisten en que “harán todo lo posible” para que la mutualidad siga adelante.
Las tres entidades
tienen hasta el 5 de noviembre a las 10.30 de la mañana para dar una respuesta. Por el momento, como ha confirmado este medio, ninguna de ellas ha presentado una contraoferta.
Ni siquiera han afirmado o desmentido que vayan a presentarse conjuntamente, por separado, o que vayan a hacerlo antes de la fecha señalada.
¿Pueden presentarse otras aseguradoras?
Los pliegos también señalan que
otras entidades aseguradoras pueden presentar sus ofertas de cara al siguiente concierto. Todo ello, desprende el texto, siempre y cuando cumplan con los requisitos para la asistencia sanitaria de los funcionarios públicos.
¿A qué se debe la crisis?
El vaivén en las negociaciones
comenzó en verano, cuando en junio la dirección general de Muface deslizó que la prima para el nuevo bienio rondaría el 27 por ciento. Por entonces ni la sanidad privada ni las aseguradoras se mostraron contrarias a esta oferta. Pero
todo cambió a principios de octubre.
Entonces el Gobierno hizo pública su primera oferta para la continuidad de la mutualidad.
Propuso una prima del 14 por ciento. Las entidades aseguradoras, en una unanimidad, rechazaron la oferta.
Y los sindicatos y la privada se unieron: todas ellas hablaron del “fin deliberado” de Muface en los despachos del Ejecutivo.
Poco después el Ministerio para la Función Pública
hizo una nueva propuesta para la prima del siguiente bienio: un 17,2 por ciento. La más alta de la historia de la mutualidad con una cuantía total de 303.949.078 millones de euros.
Aunque las aseguradoras continúan estudiando las condiciones de los pliegos, han declarado que necesitan una inyección presupuestaria “mucho mayor”. De hecho, han confirmado que las pérdidas que les supone la nueva prima asciende a los 200 millones de euros. Pero ahora la decisión final -y con ella el futuro clínico de 1,5 millones de funcionarios- depende de ellas.
¿Qué puede pasar ahora?
En este momento se barajan
dos escenarios. El primero de ellos es el de la
supervivencia de Muface. En él las aseguradoras firman las condiciones para el nuevo bienio y aseguran la asistencia sanitaria de 1,5 millones de funcionarios en los dos próximos años.
El segundo es el más temido por los empleados públicos. En él las entidades rechazan las condiciones, otras empresas no proponen otras ofertas, y
la muerte de Muface se convierte en una realidad.
Este último escenario tiene dos derivas. Los historiales clínicos de un millón y medio de empleados públicos pueden acabar o en el sistema sanitario público -que según muchos de estos trabajadores puede suponer el “colapso total de la sanidad pública”- o pagan un seguro privado.
Ahora todo depende de la respuesta de Asisa, Adeslas y DKV. La continuidad de Muface, nacida en 1975, hace 50 años, pende de sus firmas. Y todo apunta a que hasta el 5 de noviembre a las 10.30 de la mañana, el futuro de la mutualidad seguirá siendo una incertidumbre.
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