María Jesús Valiño, neurofisióloga de HLA Clínica Montpellier
18 mar. 2024 10:10H
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Dormir bien es crucial para la salud física y mental. Un sueño adecuado contribuye a una correcta función cognitiva, a un buen rendimiento, mejora la memoria y una apropiada regulación del estado de ánimo. Además, un sueño adecuado fortalece el sistema inmunológico, promueve la salud cardiovascular y ayuda en la recuperación muscular. Por el contrario, la falta de sueño puede tener efectos negativos tanto en la concentración, en la toma de decisiones y aumenta el riesgo de padecer problemas de salud a largo plazo. Aunque es fundamental priorizar un buen descanso para mantener un bienestar integral, existen múltiples patologías de sueño que nos lo impide, siendo el insomnio y los trastornos respiratorios del sueño las alteraciones más frecuentes.
Por norma general, todo el mundo ha experimentado problemas de sueño durante algunas etapas de su vida. “En general cuando una persona nota cambios en sus pautas de sueño como puede ser el tiempo que le cuesta conciliar el sueño, las horas que duerme del tirón o el número de veces que se despierta por la noche sin ningún motivo que lo justifique y que repercuten cuando se está despierto, lo más probable es que padezca una alteración del sueño y deba consultar con un especialista. También cuando los familiares, los amigos o la pareja observan comportamientos inusuales durante el sueño como puede ser un ronquido intenso, cese de la respiración, movimientos anómalos o incluso cambios durante las horas de vigilia como puede ser una somnolencia excesiva, se puede sospechar que existe una patología del sueño, que conviene consultar con su médico”, explica María Jesús Valiño, neurofisióloga de HLA Clínica Montpellier.
Los seres humanos estamos sujetos a un ritmo circadiano sueño-vigilia que repercute en las diferentes esferas del organismo. “La alteración de este ritmo por la existencia de un sueño patológico no sólo afectará a la calidad de la vigilia subsiguiente (podremos encontrarnos más cansados, más somnolientos, más irascibles, menos concentrados, etc.), sino que también puede afectar a diversos procesos internos de regulación que comprometa la secreción hormonal, la tensión arterial o la frecuencia cardiaca. De tal manera que, mantenido en el tiempo, puede dar lugar a patologías generales que a priori no relacionamos con el sueño”, añade la especialista.
Tratamiento para problemas de sueño
El tratamiento para los problemas de sueño puede variar según la causa subyacente. “En primer lugar se debe identificar el problema concreto de sueño, evaluarlo en relación con predisponentes, posibles causas, tiempo de evolución y repercusión en la vida de la persona. Puede ser necesaria una evaluación multidisciplinar para abordar la patología del sueño en sus diferentes vertientes. Por ejemplo, si una persona presenta un insomnio en el contexto de una depresión, no sólo habrá que instaurar tratamiento para lograr un mejor sueño, sino que deberá llevarse el tratamiento psiquiátrico o las terapias psicológicas adecuadas para esa depresión. Del mismo modo, si una persona consulta por apneas del sueño podrá precisar además de un seguimiento endocrino si se acompaña de obesidad”, apunta la doctora.
Para conciliar el sueño adecuadamente es útil adoptar hábitos que promuevan un ambiente propicio para descansar. Se recomienda seguir una rutina que dé señales al organismo y que le predisponga para dormir. En las horas previas a acostarse, es recomendable realizar actividades placenteras que permitan desconectar de los problemas del día, evitar el consumo de pantallas en esas horas y cuidar el ambiente del dormitorio en cuanto a limpieza, orden, temperatura, luz y olor, usar la exposición al sol y el deporte de manera que ayude a conciliar el sueño, evitando practicar un deporte intenso en las horas previas al irse a dormir, y por supuesto, mantener un estilo de vida y cuidar la salud general. “En el tiempo en el que vivimos, una de las recomendaciones principales es dejar tiempo para el sueño. Muchas veces tenemos presiones laborales o familiares que nos empujan a restar tiempo al horario que dedicamos a dormir. Por lo tanto, debemos reservar y cuidar ese tiempo para descansar, al igual que reservamos la hora del gimnasio o del trabajo, por ejemplo”, incide Valiño.
Muchas personas optan por mejorar el sueño con el consumo de distintos fármacos para dormir. Hoy en día, el 23,7 por ciento de la sociedad española admite haberse medicado para dormir alguna vez según datos del Ministerio de Sanidad. Esta situación posiciona a España como el país que más pastillas para dormir consume. “La exigencia diaria puede dar lugar a una menor capacidad para ‘guardar’ horas para dormir. Esas horas deben ser eficaces para lograr el efecto reparador del sueño y encontrarnos bien al despertar, eso nos empuja en ciertas ocasiones a utilizar fármacos que nos ayuden a dormir cuando y como queremos además de la cantidad suficiente para encontrarnos bien. Por otro lado, nos encontramos en el tiempo de la inmediatez y, aunque pueden intentarse terapias no farmacológicas para lograr dormir mejor, su aprendizaje y puesta en marcha consume un tiempo que a veces no estamos dispuestos a perder, ya que los resultados se obtienen a largo plazo”, indica la doctora.
Acudir a un especialista en trastornos del sueño es importante cuando se experimentan problemas persistentes. Un especialista puede ofrecer un diagnóstico preciso a través de evaluaciones y pruebas específicas, un tratamiento personalizado adaptado a las necesidades de cada persona, proporcionar consejo y orientación para mejorar los hábitos de sueño y estilo de vida del paciente, ofrecer opciones de tratamiento para trastornos como insomnio, apnea del sueño o síndrome de piernas inquietas y ayudar a prevenir posibles complicaciones de salud asociadas con la falta de sueño a largo plazo.
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