La intervención, que dura entre 30 minutos y dos horas, se lleva a cabo de forma ambulatoria y con anestesia local.
La
vitrectomía se convierte en una de las técnicas más seguras, con menos complicaciones y mejores resultados para el tratamiento de algunas de las patologías de retina y mácula, tal y como afirma la oftalmóloga de
Hospital Parque Mariel Sánchez. La especialista explica que esta técnica de microcirugía ocular se centra en la
eliminación del vítreo, una sustancia gelatinosa que ocupa el interior del ojo y que se encuentra situada entre el cristalino y la retina. Dicha intervención, añade, permite que el vítreo es reemplazado de forma espontánea por el humor acuoso secretado por el ojo.
Sánchez afirma que el principal objetivo de la vitrectomía se centra en
acceder a la retina para repararla, pelar membranas, realizar láser u otras maniobras que permitan recuperar su anatomía y función para devolver la máxima visión al paciente. Por ello, se trata de una de las
opciones indicadas para algunas de las patologías más frecuentes, como la membrana epirretiniana macular, el agujero macular, la hemorragia vítrea, la retinopatía diabética, la tracción vitreomacular y el
desprendimiento de retina. A esto se suma también su aplicación en el caso de traumatismos e infecciones.
Otra de las utilidades se centra en la eliminación de opacidades vítreas, como sangre o material inflamatorio, que pueden interferir en la capacidad visual. En ocasiones el cuerpo vítreo se sustituye por aire, gas o aceite de silicona para conseguir tamponar la retina mientras esta hace su proceso de reparación.
No obstante, explica la oftalmóloga de Hospital Parque, antes de la cirugía,
es necesario realizar una revisión oftalmológica completa, que incluye diferentes estudios, como una retinografía, una angiografía fluoresceínica, una ecografía ocular o una tomografía de coherencia óptica OCT, una de las pruebas claves en la exploración macular.
¿En qué consiste la técnica?
Hospital Parque incorpora tecnología para la eliminación del
gel vítreo que permiten que se lleve a cabo de forma ambulatoria, en un tiempo aproximado entre media y dos horas, con anestesia local y bajo sedación. Mediante tres
microincisiones del calibre de una aguja, se accede al interior del globo ocular, un método mínimamente invasivo, defiende Sánchez, que permite que la recuperación del paciente sea más rápida.
Los cortes realizados permiten, por un lado, colocar el sistema de entrada de líquido para el mantenimiento de una presión ocular constante. En otro de ellos se introduce una luz de fibra óptica que ilumina la retina y en el tercero, el vitreotomo que corta y extrae el gel vítreo.
Posteriormente, se puede teñir la
membrana epirretiniana macular con un colorante azul para retirarla con pinzas endooculares o se puede inyectar perfluorocarbono líquido, gas o aceite de silicona, según la patología del paciente, con el fin de reparar la retina lesionada. Otra técnica habitual se centra en combinar esta intervención con la cirugía de catarata si es necesario.
Los cuidados y
controles postoperatorios varían en función de la enfermedad, detalla la especialista.
Aunque en muchos casos la evolución es muy favorable desde el principio, en aquellos en los que la cavidad vítrea se rellene al final de la cirugía con un gas o silicona, puede ser necesario que el paciente permanezca en posición boca abajo, o de lado, durante unos días. Además, mientras exista gas o aire en el interior del ojo, no se podrá volar en avión o subir a una altura superior a 500 metros sobre el nivel del mar.
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