Francisco Álvarez, coordinador del CAV de la AEP.
El 28 de julio de cada año se celebra el Día Mundial contra la Hepatitis. Según datos de la Organización Mundial de la Salud,
cada 30 segundos fallece una persona por síntomas relacionados con las hepatitis víricas, incluso durante la actual crisis causada por Covid-19. Por eso, consideran que hay que concienciar sobre estas infecciones que inflaman el hígado y provocan diversas enfermedades graves, entre ellas el carcinoma hepatocelular.
Con gran diferencia, la causa más frecuente de las hepatitis (inflamación del hígado) en los niños es infecciosa, es decir, provocada por microorganismos –generalmente, virus-. Gran número de estos microbios pueden dar lugar a
alteraciones hepáticas transitorias y sin mayor transcendencia, pero los productores más característicos de hepatitis son los llamados virus A, B y el C.
La
hepatitis A ha sido durante años la hepatitis más frecuente en niños y adolescentes en España. La transmisión se produce por vía fecal-oral y, cuando produce síntomas -es frecuente pasar la infección sin dar ninguna señal, especialmente en los más pequeños-, provoca ictericia (coloración amarillenta de la piel), deposiciones pálidas, dolor de vientre en la zona del hígado y fiebre. Salvo algunos casos poco comunes, la enfermedad se cura completamente y no deja ninguna secuela.
"La vacunación universal contra la hepatitis B ha provocado la p´ractica desaparición de nuevos casos en niños y jóvenes"
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La hepatitis B es fundamentalmente una
enfermedad de transmisión sexual, aunque se puede transmitir de madre a hijo durante
el embarazo o el parto y también por contacto sangre-sangre. Los síntomas que produce suelen ser menos evidentes que los de la enfermedad provocada por el virus A, pasando a veces desapercibida. Sin embargo, el virus B tiene tendencia a permanecer dentro del organismo (en el 10 por ciento de los casos), pudiendo ocasionar alteraciones del hígado persistentes (hepatitis crónica) y favoreciendo la aparición de cáncer de hígado. En los niños contagiados perinatalmente, la tendencia a la infección crónica es especialmente alta.
La hepatitis C, por su parte, se transmite principalmente por
contacto sangre-sangre y raramente por vía sexual o por transmisión de madre al feto. No obstante, en la mayor parte de los casos de niños y adolescentes con hepatitis C no se puede identificar cuál ha sido la forma de contagio. Este tipo de hepatitis vírica se suele hacer crónica (en el 50 por ciento de los casos), con brotes o reactivaciones sucesivas.
Otras menos habituales, especialmente en los niños, son la
hepatitis D (o delta), de transmisión sanguínea y que sólo afecta a los que ya sufren una hepatitis por virus B, agravando su evolución, y la hepatitis E, que se contagia como la provocada por el virus A (vía fecal-oral) y que no suele cronificarse.
La vacuna, herramienta eficaz para la prevención
El Comité Asesor de Vacunas (CAV) de la AEP recuerdan que la mejor forma de prevenir la hepatitis, además del control sanitario y la higiene (especialmente el lavado de manos después de cambiar a los niños en escuelas infantiles), es la vacunación, especialmente en el caso de la Hepatitis B.
“La vacunación universal contra la hepatitis B, implantada desde hace años en España en la población infantil, ha provocado la práctica desaparición de nuevos casos en niños y jóvenes”, asegura Francisco Álvarez, coordinador del CAV.
Además, existe otra medida de control, implantada también en nuestro país, que es “realizar análisis en el embarazo para detectar a las madres portadoras del virus B y reforzar el tratamiento preventivo del recién nacido, administrándole gammaglobulina específica, además de la vacuna al nacer”, añade.
Para la hepatitis A existe una vacuna eficaz comercializada en España, pero solo se indica en casos especiales, como
contactos domiciliarios de enfermos, enfermos crónicos del hígado, varones homosexuales o viajeros a zonas endémicas. En Cataluña, Ceuta y Melilla, como excepción, se administra de forma rutinaria en la infancia. No existe por el momento una vacuna eficaz en hepatitis C.
Desde que se introdujo el primer calendario de vacunaciones sistemático para la población infantil,
algunas infecciones han podido ser eliminadas y otras están cerca, “pero este logro es frágil y tenemos una responsabilidad individual y colectiva a la hora de mantenerlo”, asegura
Francisco Álvarez, encargado de la supervisión científica de todos los contenidos de la campaña 'Las vacunas cumplen', lanzada en primavera.
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