María Jesús Alonso Llamazares.
Los
adolescentes son
reacios al uso del preservativo y, cuando lo usan, a menudo no lo hacen bien. Además, tienen que hacer frente a muchos mitos en relación a los métodos de protección ante las
enfermedades de transmisión sexual (ETS) y los
embarazos no deseados. El resultado de todo esto es un
repunte de patologías de transmisión sexual en los últimos años en esta franja edad y una cifra de embarazos entre menores de 19 años que, aunque en disminución continúa, sigue siendo elevada y
roza los 10.000 –un 80 por ciento no deseados- como ha puesto de manifiesto
María Jesús Alonso Llamazares en la última jornada del 32º Congreso de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria en Málaga.
Patologías como la g
onorrea, herpes y la clamídea se han incrementado en los últimos años con las
consecuencias que pueden tener en la
vida fértil futura de la mujer. La causa, la d
esinformación y los mitos que comparten una g
ran mayoría de los adolescentes en temas de
salud sexual.
Mitos sobre los métodos anticonceptivos
A menudo, piensan que la
píldora anticonceptiva engorda –no hay evidencias en ningún estudio- y que los
preservativos son caros –incluso en las farmacias se pueden adquirir tres a un precio de un euro-, que son
difíciles de conseguir e
innecesarios porque sus relaciones son
esporádicas. Muchos adolescentes sostienen el pensamiento mágico de “eso no me va a pasar a mí” y les cuesta reconocer que son activos sexualmente, especialmente en el caso de las chicas, por miedo a presiones sociales.
Los jóvenes piensan que hay que usar el preservatovio justo antes del coito, sin tener en cuenta el líquido preseminal
|
Los estudios reflejan que la
edad de la primera relación sexual completa se ha adelantado en las mujeres hasta tres años respecto a la generación anterior, siendo ahora de media a los 16 años. En esa primera ocasión es más habitual que la pareja sexual use preservativo. Sin embargo, se ha comprobado que a partir de entonces la probabilidad baja de manera significativa.
También existe un miedo a que la familia descubra su uso –sobre todo en las chicas- o a que lo haga el compañero sexual. Además, piensan que hay que usarlo
justo antes del coito sin tener en cuenta los efectos del
líquido preseminal y consideran que
rompe el romanticismo del momento o que va a
disminuir el placer, ya que
centran todo la experiencia en la fase coital.
Falta de conocimiento de los métodos de urgencia
Respecto al
anticonceptivo de urgencia, Alonso recomienda explicar a los adolescentes que la
píldora del día después no es abortiva –si hubiera ya embarazo no puede detenerlo- porque se centra en impedir que el óvulo salga del ovario. Sin embargo,
no conviene usarla habitualmente, no por sus efectos secundarios, ya que son leves pues no es una “bomba hormonal” como muchos la consideran, sino porque
no es un método tan eficaz. Muchos desconocen que hay dos opciones, el
levonorgestrel, que tiene efecto en las 72 horas siguientes a la relación sexual de riesgo y el
ulipristal, que puede tomarse hasta cinco días más tarde.
También hay un gran desconocimiento sobre cuál es el método antinconceptivo de urgencia
más eficaz por su
efecto antiimplantatorio, algo que no sucede en otros lugares de Europa donde se usa con este fin. Se trata del
DIU -con un 99,9 por ciento de eficacia en este sentido- que debe ser colocado en los cinco días posteriores al suceso de riesgo. La edad no es una contraindicación y se puede colocar desde la
menarquía.
Los profesionales deben recordar a los adolescentes que
ninguna hormona protege de las ETS. Por ello, hay que apostar por la
doble protección que incorpore cualquier
método hormonal para prevenir los embarazos no deseados además del
preservativo. La Organización Mundial de la Salud Ç(OMS) señala que se pueden aplicar desde la menarquía y que la edad no debe ser criterio de exclusión para usar estos métodos.
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.