El riesgo disminuye cuando la lactancia ha sido exclusiva hasta los 6 meses.
21 mar. 2018 13:15H
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La lactancia tiene numerosos beneficios para los recién nacidos y, en el caso de niños de madres con asma, logra reducir hasta un 62 por ciento las sibilancias cuando han sido alimentados exclusivamente con leche materna en los primeros 6 meses de vida, según los resultados de un estudio de la Universidad de Manitoba (Canadá).
Este trabajo, que se presentará en el XIII Simposio Internacional de Lactancia Materna promovido por Medela que se celebra esta semana en París (Francia), muestra también como ese efecto protector también beneficia a cualquier bebé con independencia de las enfermedades respiratorias de sus madres, ya que tienen hasta un 33 por ciento menos de casos de jadeos o sibilancias durante el primero año de vida.
Los jadeos son habituales en los recién nacidos, según ha explicado Meghan Azad, autora del estudio. Entre un 20 y 50 por ciento de los bebés experimentan al menos un episodio antes de cumplir su primer año de vida, con una media de 1,4. Sin embargo, en aquellos alimentados en exclusiva con leche materna la tasa de jadeos se reduce a 0,3 por bebé y año.
Programas que apoyen la lactancia
Además, los datos del estudio revelan que los bebés que abandonan la lactancia previamente o la combinan con otro tipo de alimentación, como la leche de fórmula, experimentan el doble de episodios de jadeos y mayores dificultades respiratorias.
Por ello, aconsejan los expertos, es preferible mantener la lactancia hasta el primer año de vida, mientras se ntroducen alimentos sólidos en la dieta de los pequeños, ya que continúa favoreciendo el desarrollo de sus pulmones.
Para ello es preciso contar con programas que apoyen la lactancia materna, ya que permiten un menor gasto económico en tratamientos médicos contra el asma y otras enfermedades respiratorias.
Además, en el congreso también han destacado que los niños tienen una mayor predisposición a sufrir jadeos y se estima que pueden necesitar casi el doble de atención médica que las niñas. Aunque aún no se ha demostrado el origen de esta diferencia, algunas hipótesis defienden que podría estar provocada por las hormonas femeninas presentes en la leche materna. Y dado que hombre y mujer responden de forma diferente ante las hormonas sexuales, los efectos de la lactancia también podrían ser diferentes
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