Lo más frecuente es que la enfermedad surja entre los 3 y 4 años de edad.
Según explica el director de la Unidad de Gestión Clínica de Dermatología del Hospital Universitario Reina Sofía,
Antonio Vélez, “la
dermatitis atópica es la patología más habitual de nuestra
consulta pediátrica, sobre todo los casos complejos que requieren un manejo más específico, tanto por su severidad clínica como por la edad o patología del paciente: lactantes, inmunodeprimidos o pacientes que asocian otras comorbilidades, por ejemplo”.
Esa revelación la ha dicho en el encuentro que ha tenido lugar en la Unidad de Dermatología Pediátrica de dicho hospital, donde se han reunido
más de 150 expertos en el abordaje y tratamiento del paciente pediátrico en el marco del
XI Curso Internacional de Dermatología Pediátrica, que se celebra cada 2 años.
El hospital cuenta desde hace 6 años con una
consulta monográfica de Dermatología Pediátrica, a cargo de la especialista Gloria Garnacho, una de las coordinadoras científicas del curso internacional junto con el dermatólogo
José Carlos Moreno. En ella, se atiende a
más de 2.000 pacientes al año, derivados tanto desde Atención Primaria, con quien se mantiene una estrecha y permanente colaboración, como desde cualquier especialidad pediátrica hospitalaria, con quienes también se colabora continuamente en la asistencia a pacientes hospitalizados e interconsultas urgentes.
La responsable de la Unidad de Dermatología pediátrica explica que la
psoriasis, el acné, la hidrosiadenitis o la urticaria también requieren un
manejo específico en los niños, ya que hay que adaptar los tratamientos al calendario de vacunaciones: pueden
generar influencias hormonales en la menarquia (primera menstruación) y presentan
asociaciones a enfermedad inflamatoria crónica, como la enfermedad inflamatoria intestinal o la artropatía.
Por último, la
patología tumoral también tiene su espacio en la unidad de Dermatología Pediátrica del hospital, donde se abordan anomalías vasculares (hemangiomas, malformaciones vasculares…), nevus melanocíticos (pequeña mancha pigmentada), mastocitosis, xantogranulomas o miofibromas, entre otros.
Dermatitis atópica
La dermatitis atópica es la enfermedad inflamatoria cutánea crónica
más prevalente en la edad pediátrica, pudiendo afectar a casi el
40 por ciento de la población pediátrica. En la unidad de Dermatología Pediátrica atienden a los paciente con dermatitis atópica
moderada o severa, ya que los casos leves se abordan con los cuidados habituales y los tratamientos tópicos por parte de sus pediatras de Atención Primaria. También en ocasiones se valoran pacientes de
especial dificultad por su edad como los recién nacidos y los lactantes (menores de dos años).
La dermatitis atópica puede afectar a casi el 40% de la población pediátrica
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Según la responsable de esta unidad, “lo más frecuente es que esta enfermedad
surja entre los 3 y 4 años de edad y en e
l 80 por ciento de los casos, cuando estos pacientes llegan a la pubertad, su dermatitis mejore”. No obstante, “hay un porcentaje de casos que surge
por debajo de los 6 meses, cuando son lactantes”. En esta edad, aunque sean casos más leves, presentan una
manifestación diferente y la enfermedad suele cursar de forma más agresiva, por lo que son atendidos desde el hospital.
Los tratamientos consisten en cuidados de piel, formación y entrenamiento en el cuidado en los casos más leves y en el uso de
corticoides cuando aparecen brotes. Según destaca la responsable de esta consulta, Gloria Garnacho, “antes de iniciar el tratamiento es esencial
explicar con detalle a la familia del niño qué es la dermatitis atópica,
qué pronóstico tiene y
qué puede esperarse del tratamiento. Es muy importante aclarar que la dermatitis atópica no es una alergia a ninguna sustancia determinada o a un alimento concreto”.
Evitar el aire caliente
Como recomendaciones, la especialista explica que deben
evitarse todas las circunstancias y elementos que provocan picor, como el calor, especialmente el producido por aire caliente, la sequedad ambiental, el contacto con lana, plásticos y en algunos casos otras fibras. No se recomienda, aclara, “reducir la frecuencia del baño, aunque sí reducir la exposición, es decir, es preferible realizar duchas que baños, cortas, con agua no excesivamente caliente, evitando el uso de la esponja y con un gel específico”. A continuación se aplicará una
crema hidratante, aplicándola mediante golpecitos y dejando que se absorba.
Por último, en los casos en los que el niño sufre un momento de brote, la especialista explica que en la actualidad, la base del tratamiento tópico son los corticoides, que bien empleados consiguen un
control satisfactorio de la inmensa mayoría de los casos. La elección del corticoide y el excipiente debe adecuarse a la lesión, a la fase de la dermatitis y a la zona a tratar. Para las lesiones habituales en los niños, los
corticoides de potencia baja o media suelen ser suficiente.
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