La nueva investigación contra este cáncer pediátrico cuenta con la participación del Hospital Vall d'Hebrón

Dos fármacos, esperanza para una nueva práctica clínica en el neuroblastoma
Lucas Moreno, jefe del Servicio de Hematología y Oncología Pediátricas del Vall d'Hebrón.


30 jun. 2022 11:30H
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Un nuevo proyecto europeo en el que participa el Hospital Vall d’Hebrón busca encontrar tratamientos contra el neuroblastoma, uno de los tumores pediátricos más comunes y agresivos. Lucas Moreno, jefe del Servicio de Hematología y Oncología Pediátricas del hospital barcelonés, prepara los cimientos para iniciar dentro de un año un ensayo fase 2 con dos protagonistas, los fármacos bevacizumab y dinutuximab beta (anti-GD2), esqueleto base del cual saldrán nuevas combinaciones para combatir la enfermedad.

Esta investigación forma parte del proyecto Beacon, iniciado en 2013 e impulsado por la Universidad de Birmingham, que presentó este mes de junio en el congreso anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) los resultados de un ensayo aleatorizado para pacientes con recaída. Moreno explica en Redacción Médica que “se ofreció quimioterapia a 22 pacientes, mientras que a los 43 restantes inmunoterapia con anti-GD2. Pese a ser un ensayo muy pequeño, se logró reducir el tumor del 17 por ciento al 35 por ciento, mientras que la supervivencia libre de recaída a un año pasó del 27 por ciento al 57 por ciento con el anticuerpo”.

Estos resultados han servido como base para deconstruir las bases del siguiente ensayo, que tiene por objetivo mejorar los tratamientos de los pacientes que siguen recayendo. “Con este nuevo ensayo buscamos dar un paso más con los anteriores resultados. Beacon ha demostrado que el tratamiento con inmunoterapia es más efectivo que la quimioterapia sola, y ahora buscamos probarla junto con bevacizumab, anti-GD2 y combinando ambos”.

En el mundo del neuroblastoma en recaída hay muy pocos pacientes que padecen esta enfermedad, y este ensayo fase dos es, en palabras de Moreno, “el más grande que se ha hecho en Europa. Generamos los datos que podemos y es mejor a lo que había antes, con información mucho más limitada. En este nuevo ensayo fase 2 probaremos nuevos fármacos para analizar si logramos mejorar los resultados”.

Próximo paso: Trasladar los resultados a la práctica clínica


Otra de las principales ambiciones que espera lograr esta nueva investigación es trasladar los resultados en Pediatría y Oncología obtenidos a la práctica clínica, para que pueda ser prescrito a los pacientes. “Esto en Europa tiene la complicación de que, al no ser una indicación aprobada, se debe convencer a los sistemas sanitarios que los resultados son suficientemente buenos para mejorar el acceso a los fármacos. Ya hay países donde estos resultados se están incorporando, pero hay un trabajo detrás”, analiza el especialista del Vall d’Hebrón.

Pese a que el fármaco con inmunoterapia ya está aprobado en Europa, no cuenta con el visto bueno si se usa con quimioterapia. Al tratarse de una indicación distinta, “deberemos de realizar un camino más largo, hasta que se cambie la indicación o que se permita utilizarlo con los datos que logremos”, explica Moreno.

El nuevo ensayo contará con un diseño dinámico en el que se irán probando nuevos fármacos, manteniendo siempre la base del bevacizumab y del anti-GD2, tal y como explica Moreno: “Si no funcionan algunos de ellos los eliminamos y probamos otros nuevos. Todavía lo estamos definiendo, aunque el esqueleto a partir del cual construiremos nuevas combinaciones está claro. El número final de las ramas que iremos generando todavía no lo sabemos”.

Secuenciación genómica para abordar el neuroblastoma


Dentro del mismo ensayo Beacon existe un proyecto ambicioso de secuenciación genómica que se presentó en el ASCO. A partir de muestras de sangre y de tumores, los investigadores intentan saber qué pacientes pueden tener mejor o peor pronóstico frente al neuroblastoma y qué tratamiento beneficiaria más que otro. Tras descubrir nuevos biomarcadores de pronóstico como el mRNA de PHOX2B y tirosina hidroxilasa, Moreno explica que “los pacientes que los tienen generan peores resultados que los que no. Es la primera parte de un programa para que estos estudios nos ayuden a tratar mejor a los pacientes en el siguiente ensayo y en la práctica clínica”.  
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