La ansiedad familiar y la falta de educación sanitaria, principales motivos.
El
miedo conduce en muchas ocasiones a que los
padres trasladen a sus
bebés recién nacidos a los
servicios de Urgencias de los hopitales ante la más
mínima alarma. Este terror, sin embargo,
no está justificado en muchas ocasiones, ya que en
España el
20 por ciento de los neonatos que llevan a Urgencias
no presenta ninguna patología, tal como señalan los resultados de un estudio publicado en la
Revista Pediatría de Atención Primaria.
Tal como denuncian los
pediatras de Atención Primaria, se ha producido un importante aumento del número de visitas a Urgencias en los últimos años a pesar de las mejoras sanitarias, manteniéndose una
excesiva demanda hospitalaria entre los recién nacidos.
El documento que publica la
Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap) contempla como segundo diagnóstico más frecuente el de
vómitos o regurgitaciones del recién nacido (con un 10,2 por ciento), al que siguen el de
cólico del lactante (9,6 por ciento) y
problemas de alimentación (9 por ciento). Es decir, “la mayoría de
diagnósticos clínicos al alta podrían considerarse dentro de la
patología banal del recién nacido, así como dentro los conceptos de puericultura”.
Fuente: Asociación de Pediatría de Atención Primaria.
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Ansiedad y falta de confianza en el pediatra
Los autores del estudio concluyen que, de todos los neonatos que acuden al Servicio de
Urgencias, tan solo el
36,5 por ciento hace un uso adecuado de dicho servicio y los diagnósticos más frecuentes al alta fueron el de recién nacido normal o sin alteraciones patológicas.
“Confirmamos que los Servicios de Urgencias son utilizados frecuentemente por patología considerada como
no urgente y por dudas de puericultura, que deberían ser manejada de forma más adecuada en los niveles de AP sin necesidad de acudir al Servicio de Urgencias. Opinamos que, de esta forma se evitarían retrasos en los tiempos de asistencia de los Servicios de Urgencias hospitalarias, al ser considerado el neonato como población de riesgo, y que podrían ser dedicados a los casos urgentes”, señalan los autores del estudio.
La
ansiedad familiar, la
falta de confianza en el pediatra (muchos todavía no han acudido a la primera revisión), la
falta de educación sanitaria de los progenitores o la incomprensión de la misma, la
incompatibilidad de horario laboral con el del centro de salud o la dificultad para su acceso, la
comodidad o cercanía al hospital y la
facilidad para realizar pruebas complementarias son algunos de los factores que los especialistas apuntan como causantes del mal uso y sobresaturación del Servicio de Urgencias.
Los autores también recuerdan que al acudir al Servicio de Urgencias o a cualquier medio hospitalario, el recién nacido queda expuesto a infecciones dada su elevada vulnerabilidad, lo que supone un motivo de preocupación para el pediatra ya que esto impide su correcta valoración.
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