Investigadores de la
Universidad de Tohoku (Japón) han probado la
eficacia de un
útero artificial capaz de
salvar a bebés extremadamente prematuros. En un artículo en la revista '
American Journal of Obstetrics & Gynecology', los científicos presentan presentan los
primeros datos que demuestran la
capacidad de esta
plataforma de soporte vital basada en las
características de una placenta par
a mantener con vida fetos de cordero extremadamente
prematuros de
600-700 gramos, lo equivalente a un
feto humano a las
24 semanas de gestación.
Aunque otras investigaciones previas habían demostrado la
viabilidad de la supervivencia extendida con la
tecnología de la placenta artificial en
fetos prematuros tardíos,
no existía evidencia publicada que demostrara el uso de la plataforma para acoger a los fetos extremadamente prematuros.
"Durante varias décadas ha habido
poca mejora en los resultados de los bebés
extremadamente prematuros nacidos en el límite de la viabilidad (21-24 semanas de gestación). Ahora, hemos demostrado que esta tecnología tiene a
plicación clínica potencial para los
niños extremadamente prematuros nacidos en el límite de la viabilidad", explica el líder del estudio,
Matt Kemp.
El innovador sistema, que ya se presentó en 2017, utiliza un
único contenedor lleno de fluido unido a
máquinas hechas a medida que
proporcionan apoyo fisiológico. Los corderos fetales
crecen en un
ambiente casi estéril con
control de la temperatura, respirando el líquido amniótico como hacen normalmente en el útero, con sus corazones bombeando sangre a través de su cordón umbilical en una máquina de intercambio de gas fuera de la bolsa. Los monitores electrónicos miden los signos vitales, el flujo sanguíneo y otras funciones cruciales.
Imitación de la vida en el útero
El
sistema imita la vida en el útero de la manera
más cercana posible, aprovechando los conocimientos de la
investigación neonatal. No hay una bomba externa que impulse la circulación, porque incluso una
presión artificial suave puede
sobrecargar fatalmente un
corazón subdesarrollado, y
no hay ventilador, porque los
pulmones inmaduros aún no están listos para hacer su trabajo de respirar el oxígeno atmosférico. En cambio, el corazón del bebé
bombea sangre a través del
cordón umbilical conectado a un oxigenador externo de baja resistencia que sustituye a la placenta de la madre en el
intercambio de oxígeno y
dióxido de carbono.
Además, el
líquido amniótico, producido en el laboratorio,
fluye dentro y fuera de la bolsa. "Los pulmones fetales están diseñados para f
uncionar en fluidos y simulamos ese ambiente aquí, permitiendo que los pulmones y otros órganos se desarrollen, al tiempo que aportan nutrientes y factores de crecimiento", detalla el fisiólogo fetal
Marcus G. Davey, quien rediseñó el sistema de entrada y salida. El ambiente sellado y estéril dentro del sistema está aislado de las variaciones de temperatura, presión y luz, y particularmente de infecciones peligrosas.
"La tecnología fue diseñada para
revolucionar el
tratamiento de los recién nacidos muy prematuros. El objetivo es ofrecer un puente entre el
útero natural y el
mundo exterior para que los bebés que nacen en las primeras etapas de la gestación tengan más tiempo para que sus
frágiles pulmones maduren. Con un
refinamiento adicional, lo que hoy puede ser considerado como
tecnología futurista podría no ser tan futurista y podría ser un estándar", asegura Kemp.
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