Mateu Servera, profesor de la Universidad de Les Illes Balears, presenta los últimos datos sobre el trastorno

El gran avance en TDAH ha sido definirlo como trastorno del neurodesarrollo
Mateu Servera, profesor de la Universidad de Les Illes Balears. Imagen de la UIB.


4 jul. 2017 9:20H
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POR LAURA DÍEZ
Quizás el mayor avance en la última década en cuanto al TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) es que ha pasado a encuadrarse entre los trastornos de neurodesarrollo más que en los de comportamiento o conducta. Es una de las conclusiones a las que llega Mateu Servera, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Les Illes Balears (UIB) que participa en el Congreso Nacional de Psicología que se celebra esta semana en Oviedo. 

Servera, que presenta los datos de los últimos trabajos de los grupos de investigación de Palma de Mallorca y de Sevilla, explica a Redacción Médica que el TDAH es un trastorno sobre el que se publica y se trabaja mucho, y sobre el que se ha avanzado mucho en investigación neuropsicológica. "En el sistema psiquiátrico de clasificación de 2013 ya aparece en el grupo de trastornos de neurodesarrollo, se ha hecho mucho más cercano a la neuropsicología. Este es el principal cambio de los últimos 10 años. Antes era más un trastorno de comportamiento o de conducta, y yo creo que ahora es más neuropsicológico", explica. 

"El TDAH es de base genética, no puede estar también influido por factores ambientales"



Estas investigaciones han provocado que se le haya dado más visibilidad, pero también que haya atraido ciertas polémicas que han dado bastante que hablar en los últimos años: "Ha habido un cierto boom y ahora hay una llamada a un diagnóstico más prudente, más fiable o válido porque las tasas de prevalencia clínica se han disparado y los diagnósticos quizás no sean siempre acertados". 

Base genética

Servera también resta importancia a los estudios que señalan la influencia de factores ambientales en el trastorno como desencadenante, como el reciente que vinculaba el uso del móvil en niños pequeños con mayores opciones de padecerlo. "El TDAH es de base genética, que implica cierta disfunción neurocognitiva, no puede estar también influido por factores ambientales. Puede influir en que si tienes el trastorno los factores lo pueden agravar o lo pueden mejorar, pero hablar de factores causales es un poco exagerado, porque si así fuera habría muchos más diagnósticos", comenta a este diario. 

El psicólogo matiza que en los estudios que se han publicado la prevalencia, aunque sigue siendo alta, se mantiene en un cinco por ciento. "Lo que varía es cuando piden a la gente en encuestas si su hijo ha sido diagnosticado o si ha acudido a un hospital. A nivel clínico puede que sí, que haya un exceso porque para muchos padres con niños conflictivos o con problemas académicos es más fácil exigir un diagnóstico, quieren una explicación. Esto hace que muchos niños con trastorno del comportamiento, trastornos de aprendizaje o simplemente niños maleducados aparezcan con la etiqueta de TDAH y eso ha implementado de forma artificial la prevalencia del trastorno, que no es tanta", matiza. 

Estudio de síntomas

En su conferencia, Servera presenta el test CSAT (Children Sustained Attention Task, Tarea de Atención Sostenida en la Infancia en castellano), un método desarrollado junto a Jordi Llabrés. El CSAT forma parte de una investigación de amplio alcance cuyo propósito es el estudio de la eficacia del neurofeedback, la terapia de conducta y la farmacología en la mejora de los síntomas relacionados con el TDAH. 

Su trabajo ha consistido en analizar, entre otras cuestiones, la definición del Tempo Cognitivo Lento (TCL) como una dimensión separada del TDAH con niños entre 6 y 9 años, concluyendo que padres y maestros son "capaces de evaluar síntomas de TCL en la infancia con una adecuada validez convergente y discriminante frente a los síntomas de inatención del TDAH". 
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