Raúl Andrade, especialista en Hepatología.
"Como hepatólogo, considero negativo que no se advierta del
riesgo de cáncer que tiene el
consumo de alcohol excesivo y continuado". Estas son las palabras del hepatólogo
Raúl Andrade que manifiesta en declaraciones a
Redacción Médica sobre la decisión del
Parlamento europea de 'salvar' al vino en su plan de lucha contra el cáncer. Una resolución que, según Andrade, es una "
decisión política para no perjudicar las ventas de alcohol en muchos países, sobre todo de España o Francia que son los que tienen una gran industria vinícola".
El Grupo Popular lograba sacar adelante cuatro enmiendas destinadas a disminuir
las perspectivas de la Comisión Especial de la Lucha contra el Cáncer (BECA) que se plantearon en torno al alcohol y, una de ellas, fue la de no hacer referencia al vínculo del alcohol con la enfermedad en el etiquetado de las botellas de vino. A este respecto, Andrade considera que "
se debe especificar en los envases, siempre y cuando se matice de que es un consumo elevado y continuado, es decir, sí se debe unir el consumo de alcohol con el
riesgo de cáncer" de las bebidas espirituosas.
Una propuesta que, según Andrade, tiene que comenzar con "una petición a los
responsables políticos para que la reconsideren, ya que sería justo, honesto y razonable advertir a la sociedad sobre que este tipo de
consumo es muy lesivo y una causa potencial de cáncer y de otras enfermedades". En este sentido, Andrade explica que "el acohol es un factor muy importante que afecta de forma directa en la laringe o el esófago y más cuando se asocia al
tabaco. Además, estas bebidas afectan también de forma indirecta al páncreas ya que puede provocar insuficiencia pancreática, provocando una pancreatitis y esta es una enfermedad que provoca riesgo de
cáncer de páncreas".
A todas estas patologías, Andrade suma "el riesgo de
cáncer de hígado de forma indirecta ya que el alcohol puede causar cirrosis". Pero el hepatólogo recalca que "todas estas enfermedades se causan cuando se consume alcohol en cantidades regulares, continuas y elevadas". Una situación que lleva a los especialistas a preguntarse dónde está el umbral seguro de consumo, algo difícil de especificar ya que, a día de hoy, "se desconoce porque cada individuo metaboliza el alcohol de una forma distinta y su toxicidad cambia de un sujeto a otro, dependiendo de factores genéticos y ambientales, por ejemplo".
La Economía, factor que prevalece ante la salud de los ciudadanos
Para Andrade, la decisión final tomada en el
Parlamento europeo no debe anteponerse a la
salud de las personas. "Como médico y científico, creo que hay que ser respuetuoso con los conocimientos científicos que existen y hay que transmitirlos a la sociedad", un aspecto que, según Andrade, "no se debe dejar de lado por el simple hecho de que lesione económicamente a un sector determinado, me parece muy deshonesto".
El hepatólogo considera que "la población tiene que saber lo que le es beneficioso para la salud y lo que no es y, dentro de los márgenes de la ley, que cada uno haga lo que le parezca". Además, asegura que "hay que encontrar un equilibrio razonable en cuanto a la advertencia de que el consumo elevado y continuo de
alcohol constituye un riesgo de cáncer". Una medida que, a día de hoy, "no se ha debatido ni se ha recibido ningún tipo de aviso para tomar una posición común como sociedad científica".
"No se puede defender que el alcohol mejora la salud porque se estarían creando más alcohólicos sin pretenderlo"
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Asimismo, Andrade señala que "toda esta cuestión sobre el
consumo de alcohol es Ciencia, es decir, es una realidad". El alcohol "es una sustancia adictógena y, aunque se haya descubierto que el consumo muy bajo de alcohol puede ser beneficioso para alguna situación concreta, también existe el riesgo si una persona induce al consumo excesivo, lo que puede generar adictos".
Una situación que "nunca se ha planteado a ningún paciente de que el consumo de alcohol es beneficioso y le puede venir bien para mejorar su función antioxidante del organismo, por ejemplo, y mejorar así su salud". Una cuestión que "no se puede defender porque se estarían creando más alcohólicos sin pretenderlo". Hay que centrarse en "la evidencia clara de que
el alcohol es cancerígeno a dosis altas y continuadas", recuerda Andrade.
Un mensaje que "hay que modular en cuanto al alcohol ya que es totalmente distinto al
tabaco". En cuanto a este último, Andrade asegura que "es más sencillo aprobar mensajes en las etiquetas porque cualquier tipo de
consumo de tabaco, aunque sea el más mínimo, ya se vincula al riesgo de cáncer. Es decir, no hace falta consumir una cantidad de
cigarrillos al día para provocar la enfermedad, sino que cualquier consumo, por bajo que sea, incrementa el riesgo de cáncer", concluye Andrade.
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