Ignacio Miranda, responsable del Área de Radiodiagnóstico del del International Breast Cancer (IBCC).
“Cualquier persona que tenga
glándulas mamarias debe tener acceso en los programas de
cribado de cáncer de mama”. Así de claro se muestra
Ignacio Miranda, responsable del Área de Radiodiagnóstico del del International Breast Cancer (
IBCC), en
Redacción Médica a la hora de advertir que las
personas transgénero con esta característica deben formar parte de este tipo de programas. El especialista advierte que una parte de este colectivo “queda excluido por alguna
laguna administrativa de los programas habituales y principalmente son las mujeres transgénero sometidas a un tratamiento hormonal y que no han realizado la reasignación de género a nivel administrativo”. Además, Miranda defiende personalizar el cribado en este colectivo, debido a que "la sociedad cambia más deprisa que el sistema y España mantiene un
formato de cribado desde 1990".
El especialista recuerda que, dentro del colectivo de personas trans, figuran dos perfiles que pueden quedar excluidos de los programas de cribado poblacional: “El primero son las
mujeres transgénero sometidas a
tratamientos hormonales que ya han desarrollado tejido mamario. El otro caso son los
hombres transgénero que “aún no se han sometido a una mastectomía para su masculinización. Cualquier persona no binaria que tenga glándula mamaria deberían de realizarse y de mantener un control y
un cribado de cáncer de mama”.
Miranda afirma que cada vez deja de ser infrecuente encontrar personas
no binarias que acuden a la consulta preocupadas por el
riesgo de desarrollar cáncer de mama: “Existe una gran desinformación al respecto, incluso del
propio personal sanitario, sobre el riesgo real que tiene este colectivo a la hora de poder desarrollar cáncer. Hay pocos estudios al respecto, por lo que es necesario más investigación al respecto”.
"Existe desinformación del propio personal sanitario sobre el riesgo real del colectivo a la hora de poder desarrollar cáncer"
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La
Comisión Europea, tal y como recuerda el especialista, recomienda “iniciar el cribado en cáncer de mama a
los 45 años hasta los 74”. Además, Miranda es partidario de
personalizar el cribado en cáncer de mama, teniendo en cuenta “la edad, el inicio de la regla, el número de embarazos, la lactancia, el inicio de la menopausia, los antecedentes familiares y el tipo de mama”. Esta misma dinámica debe instaurase también a “
la población trans. Es hora de que se empiece a utilizar un lenguaje más inclusivo por parte del personal médico para intentar conseguir la adherencia a través del cribado en este colectivo”.
Miranda aboga por un cambio de sistema de cribaje
El especialista constata que hoy en día ya existen unas guías realizadas por el
Colegio Americano de Radiología y la
Sociedad Endocrinología Americana para la inclusión de tanto mujeres como hombres trans, “por lo que se deben extrapolar estos datos para que estas recomendaciones sean tenidas en cuenta en España”.
"La sociedad cambia más deprisa que el sistema, incluso más que el propio individuo"
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La sociedad cambia más deprisa que el sistema, incluso más que el propio individuo”, destaca Miranda, recordando que el cribado de cáncer de mama actual “data del año 1990, que es cuando se establece en España”. Estos datos son para el especialista importantes de analizar, ya que “ni la población es la misma, ni los factores ambientales son iguales, ni siquiera la reproducción o los
factores reproductivos son iguales ahora. Se debe hablar de un
cambio de sistema de cribaje”.
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