La amplitud de emociones que aborda el paciente en cada fase de la enfermedad ha llevado a necesitar una especialización.
En ocasiones, superar el
cáncer no tiene que ver con cirugías, quimioterapias o medicina de precisión. A veces, la huella que deja la enfermedad en la mente es tanto o más dura que en el cuerpo.
De esa percepción surge la
psico-oncología. Son tantas y tan diferentes las fases por las que pasa un paciente de cáncer (donde los límites entre la supervivencia o no, la curación o la cronicidad a veces están más difuminados de lo que parece) que hace falta un
profesional psicológico especializado en el largo camino que supone esta enfermedad.
“Para abordar la problemática psicológica que puede llegar a presentar el paciente oncológico y su familia es necesario conocer la enfermedad”, explican desde la
Sociedad Española de Psico-Oncología (SEPO). “Asimismo, es necesario el estudio de las diferentes fases de la enfermedad”, continúan, matizando además que la importancia de “conocer la realidad específica del cáncer en las diferentes edades”.
La psico-oncóloga Clàudia Massé detalla cómo en el pre-diagnóstico, la persona puede experimentar sentimientos como la
negación, el miedo y el bloqueo, que cambian a ira, tristeza o aislamiento social al confirmarse el diagnóstico. Durante el tratamiento, sin embargo, estará más tranquila y podrá entender mejor la información que le proporcionen los especialistas.
El grado de implantación de esta disciplina en España no tiene que envidiar a los países de su entorno. Un
estudio reciente de la revista
The Breast coloca a nuestro país entre los países que más han desarrollado la atención psico-oncológica, con objetivos específicos, medidas desarrolladas e indicadores que midan su resultado incluidos dentro de la estrategia pública contra la enfermedad. Por delante de países como Francia, Reino Unido o Suecia.
Ruth Vera.
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La SEPO señala que “la
Estrategia Nacional del Cáncer del SNS reconoce entre sus puntos principales la necesidad de incluir la atención psico-oncológica especializada”, por lo que es un servicio “que deben incluir los centros de referencia oncológicos en todo el territorio nacional”. No obstante, al ser su implantación responsabilidad autonómica, “sí que existen diferencias entre comunidades autónomas”.
Alto impacto emocional
Desde la
Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), su vicepresidenta, Ruth Vera, admite que, aunque es una figura “bastante implantada”, todavía no se ha realizado una encuesta para determinar la cantidad de estos profesionales en los servicios de Oncología, pero su figura está plenamente integrada. En su hospital, el Complejo Hospitalario de Navarra, donde hay dos especialistas trabajando, “es uno de los puntos clave de la colaboración con la
Asociación Española Contra el Cáncer” (AECC).
Vera apunta la cuestión numérica del cáncer para explicar la necesidad de un psicólogo especializado: “es la primera causa de muerte en nuestro país”. Se trata de una enfermedad con alto impacto emocional con pacientes crónicos y un “50 por ciento de pacientes que todavía no se curan”.
“La primera vez que viene el paciente al servicio se le ofrece la posibilidad de atención del psico-oncólogo”, explica la vicepresidenta de SEOM. Posibilidad abierta durante todo el proceso, no solo para el paciente sino
también para su familia. Además, en aquellos ingresados, “hay un día a la semana de sesión en planta y el psico-oncólogo participa en ella”. Tiene acceso a la historia clínica y anota su curso evolutivo.
Vera observa la necesidad de este profesional para aspectos que están fuera del alcance del oncólogo. “La información es necesaria y tocan
situaciones que nosotros, como médicos, no sabemos manejar”. Concluye: “El cáncer es una enfermedad con alta carga emocional”.
El trámite para dar una mala noticia, cómo manejar la situación familiar ante la proximidad de la muerte, sobre todo si hay niños, e incluso el
manejo del estrés de los propios profesionales médicos. Desde la SEPO destacan que este servicio puede utilizarse “de forma indirecta, como consultor del equipo multidisciplinar. Del tipo de tarea a realizar se derivará el modo de coordinación con el resto de profesionales.
Según Ruth Vera, “los pacientes que tienen un buen control de la enfermedad resultan más fáciles para hablar, manejar los efectos secundarios, las toxicidades, etc.” En el Complejo Hospitalario de Navarra llevan
más de 15 años con atención pisco-oncológica y “mejora mucho la calidad de la atención”.
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