Santiago Ponce, Félix del Valle, Emilio de Benito, Ruth Vera, Augusto Silva y Martín Lázaro.
23 sept. 2016 12:30H
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Ante los cambios que está trayendo en el tratamiento del cáncer la medicina personalizada y, más recientemente, la inmunoterapia, el gestor parece estar haciendo oídos sordos. Concentrados en gasto farmacéutico, obvian las posibilidades y necesidades que traen asociadas estas nuevas formas de acción frente a la enfermedad.
Así lo han señalado los oncólogos reunidos por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) en su seminario 'Innovación, acceso y sostenibilidad en el tratamiento del cáncer', organizado con el patrocinio del laboratorio MSD.
“Los gestores no están preparados para el cambio ni les interesa estarlo”, ha sentenciado Ruth Vera, vicepresidenta de la sociedad científica. No hay más que ver que en Estados Unidos y Europa se han puesto en marcha multitud de iniciativas sobre este cambio: “En Francia ya hay estrategia de medicina personalizada, en Reino Unido también, en Italia se está poniendo en marcha”.
Por eso, ha hecho un llamamiento a los diferentes agentes implicados para lanzar este tema en las agendas de decisión. “España necesita tener ya una estrategia de medicina personalizada”.
Las instituciones no parecen ser conscientes de las necesidades que implica: saber qué paciente es el más beneficiado por un fármaco y qué paciente, por mucho que se le administre, no va a notar una mejoría.
Es parecido a trabajar a ciegas: “Tenemos una falta importante de generadores de efectividad”, ha explicado Santiago Ponce, especialista de la Unidad de Investigación Clínica en Cáncer de Pulmón del 12 de Octubre. “No tenemos datos españoles de cómo estamos funcionando”. Hasta el momento, se está trabajando con información de otros países, principalmente Estados Unidos.
El gestor es consciente de los buenos resultados que se obtienen con estas terapias, pero siguen centrados en el gasto. “Cuando hablamos de crear nuevos protocolos, casi la primera respuesta que obtenemos siempre es que ya hay muchos”, se lamenta. “Se nos pide que seleccionemos pacientes pero no nos dan los recursos para hacerlo”.
Ya hay estudios que han demostrado que, a mayor segmentación, más eficacia, pero no parecen dispuestos llevar a cabo un análisis real de cómo funcionan los nuevos tratamientos en sus pacientes, se quejan los oncólogos. “No tenemos tanta facilidad para hacer técnicas diagnósticas para subdividir los grupos de pacientes”.
Los gestores, para Ponce, “piensan únicamente en gasto farmacéutico”. “La obsesión no es que el sistema sostenible sino que gastemos poco en fármacos”. Mientras no cambie esa visión, la medicina personalizada no funcionará a pleno rendimiento.
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