Retrato de un caballero anciano, considerado autorretrato de El Greco (1595-1600).
No, El Greco (1541-1614)
no tenía astigmatismo, a pesar de su afición de dibujar a sus personajes de manera un tanto alargada. De todos modos, en los siglos XVI y XVII no se sabía nada de esta patología ocular que hoy en día padecen el 24,8 por ciento de los españoles, según el
‘Estudio sobre la Visión en España’ realizado por
Clínica Baviera.
Así, parece ser que la pasión del pintor por alargar las figuras obedecía a un capricho estético y no a un defecto visual, como defendía el oculista aragonés
Germán Beritens en 1912 en un artículo titulado ‘¿Por qué
el Greco pintó como pintó?’. Lo cierto es que la teoría sobre el supuesto
astigmatismo del pintor encendió el debate en los periódicos de la época y fue rebatida por numerosos expertos. De hecho, se considera que su particular estilo se explica por la influencia de pintores anteriores como
Miguel Ángel,
Rafael y
Parmigiano, cuya obra tiende también a plasmar las extremidades alargadas, las cabezas pequeñas y los rasgos faciales estilizados.
En la época de
Doménikos Theotocópoulos (que así se llamaba el artista) únicamente se conocían la miopía y la presbicia, pero ya se usaban gafas para remediar estos problemas de la visión. No fue hasta 1801 que el británico
Thomas Young descubrió el astigmatismo al percatarse de que una irregularidad en la curvatura de la córnea provocaba que la luz se proyectara en más de un punto de la retina. Una alteración que ocasiona que los objetos (tanto cercanos como alejados) se perciban borrosos y deformes.
Desde entonces, se ha ahondado mucho en su estudio. Tanto que ahora sabemos mucho acerca de esta irregularidad en el ojo y sobre sus síntomas. También a
cuántas personas afecta. Ya adelantábamos al inicio su incidencia en hombres y mujeres, pero también se sabe cómo afecta a la población española según su lugar de residencia. Por ejemplo, en
Castilla y León el astigmatismo afecta al 31,2% de la población, mientras que en
Cantabria, afecta al 15,4%.
Los síntomas que lo delatan
Por supuesto, la
visión borrosa a corta o larga distancia no es la única consecuencia de un problema visual como el astigmatismo, pues también podemos padecer dolores de cabeza, ojos hinchados y/o enrojecidos e incluso irritación ocular. También es posible detectar problemas en nuestra visión nocturna.
Sin embargo, a veces la sintomatología es tan leve que apenas reparamos en su existencia. Por esta razón, los expertos recomiendan
acudir de forma periódica al oftalmólogo para una revisión que incluya el examen del fondo de ojo a fin de valorar el estado de la retina. Hay que tener presente que es necesario diagnosticarlo y corregirlo a tiempo para impedir que se agrave.
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