Pascual Sánchez, secretario del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN.
Recientemente, un estudio publicado en la revista
Nature demostraba que
dos vacunas contra el herpes zóster han llegado a ofrecer un posible efecto protector en la prevención de la demencia. Desde la Sociedad Española de Neurología (
SEN), este hallazgo es visto con gran interés, ya que, si se llegase a demostrar con un grupo de pacientes más numeroso, “se convertiría en un gran salto adelante contra la
demencia”. De esta forma, la “se refuerza la hipótesis de que los
fenómenos inflamatorios, incluso las infecciones, pueden tener un papel ligado a la demencia”.
Pese a que, en la investigación, tuvo lugar un estudio observacional,
Pascual Sánchez, secretario del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN, ve ciertas limitaciones al tratarse de "un experimento natural dentro del diseño de la campaña de vacunación". La muestra de este estudio incluyó tanto a los individuos vacunados en Gales que habían nacido antes de
septiembre de 1933 como a los nacidos después de es fecha que no habían sido inmunizados.
De esta manera, se llegaron a comparar personas vacunadas y no vacunadas en
herpes zóster al analizar la incidenia de la demenia. Tal y como asegura el neurólogo, se vio que los que “se habían vacunado tenían un riesgo un
20 por ciento menor en términos relativos que los que no se habían vacunado”.
Prevención del tsunami de la demencia
Aunque sí se ha demostrado una reducción de la demencia, Sánchez confirma que estos resultados “son relativos, ya que se baja
3,5 puntos porcentuales. Hay que tener en cuenta que esto reduciría un grupo de pacientes donde probablemente esto tenga una influencia. Para saber la reducción real probablemente es necesario una población amplia y
seguimiento más a largo plazo. Merece la pena seguir explorando este escenario”, afirma.
Afinar el tipo de vacuna también es considerado para el especialista un camino a seguir, ya que de momento “el estudio ha utilizado unas con
virus atenuados y debilitados, y no con la vacuna recombinante”.
Para el facultativo, estos resultados son, aún así, más que sólidos por la dificultad “de realizar un estudio como este", además de que permite “orientar a los profesionales de que esta vacuna puede efectivamente ejercer una
prevención de parte del
riesgo de las demencias”. Pese a este logro, el especialista certifica que aún queda mucho para llevar estos resultados a la clínica, ya que sería necesario “
ensayos clínicos. Los autores analizaban el impacto de Salud Pública que se tenía a siete años, por lo que si se cogiera un tiempo mayor a lo mejor el efecto es incluso superior”.
Además de haber conseguido una información más que útil relacionada con la demencia, el neurólogo defiende que desde el
punto de vista de la Salud Pública “es necesario seguir investigando por donde pueden ir este tipo de intervenciones preventivas. La demencia va a ser un auténtico tsunami que con el
envejecimiento de las poblaciones cada vez los números van a aumentar y va a ser muy difícil que los sistemas sociosanitarios puedan hacerse cargo de todo esto. Por lo tanto, lo que hay que hacer es intentar reducir este
tsunami yendo a la prevención”.
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