Imagen de escáneres cerebrales para localizar los focos del ataque epiléptico.
13 dic. 2016 10:10H
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Un equipo de científicos, dirigido por el Imperial College London (Reino Unido), ha identificado una red genética en el cerebro asociada con la epilepsia y argumentan que su hallazgo, que se describe en un artículo publicado en Genome Biology, conduce al desarrollo de mejores tratamientos farmacológicos de la enfermedad.
Los autores del estudio describen una red epiléptica de 320 genes, llamada M30, que está asociada con la enfermedad; en concreto, han concluido que los genes de la red determinan la forma en que las células cerebrales se comunican entre sí y que, cuando falla, desencadena la epilepsia.
En efecto, dar con medicamentos que restauren la normalidad en la red dará pie a nuevos tratamientos, ha explicado el autor principal de la investigación, el profesor Michael Johnson, del Departamento de Medicina de Imperial.
“La epilepsia es una de las enfermedades neurológicas graves más comunes en todo el mundo. Sin embargo, a pesar de la existencia de casi 30 medicamentos diferentes con licencia para la patología, un tercio de las personas con epilepsia sigue sufriendo ataques epilépticos incontrolados a pesar de tomar la medicación”, ha recalcado.
“De hecho, se ha hecho muy poco progreso en la búsqueda de fármacos más efectivos para la epilepsia en los últimos cien años”, ha lamentado. Y, según denuncia, muchas compañías farmacéuticas han detenido su investigación en busca de nuevos medicamentos para la alteración.
Al parecer, la red funciona mal en la epilepsia de origen genético, y también en la provocada por una lesión cerebral, la que se desarrolla después de un accidente cerebrovascular o incluso la causada por una infección.
A la búsqueda de compuestos restauradores
En la nueva investigación, que se llevó a cabo en colaboración con Duke-NUS Medical School, en Singapur, los científicos utilizaron técnicas computacionales para explorar miles de genes y mutaciones asociadas con la epilepsia.
También analizaron datos de cerebros humanos sanos para identificar redes de genes que trabajar juntas y se vinculan con la enfermedad. Los científicos emplearon, asimismo, datos de ratones para confirmar que un mal funcionamiento en la red desencadenó, en efecto, las convulsiones.
Acto seguido, el equipo analizó, de forma computacional, 300 fármacos conocidos para predecir cuáles ayudarían a restaurar la red de genes en cuestión. Y descubrieron al menos un fármaco antiepiléptico que cumplía ese requisito: el ácido valproico.
Los análisis también apuntaban a muchos otros fármacos no considerados como medicamentos convencionales contra la epilepsia. Uno de estos fue withaferin A, un compuesto derivado de una planta conocida como ginseng indio que se ha utilizado en la Medicina ayurvédica (medicina tradicional india) durante siglos para tratar una amplia gama de enfermedades, incluida la epilepsia.
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