La incidencia de las lesiones cerebrales traumáticas está aumentando.
20 abr. 2021 10:50H
SE LEE EN 2 minutos
El riesgo de accidente cerebrovascular en pacientes con lesiones cerebrales traumáticas es máximo en los cuatro meses siguientes a la lesión y sigue siendo significativo hasta cinco años después, según una nueva revisión sistemática dirigida por un equipo de la Universidad de Birmingham (Reino Unido).
El traumatismo craneoencefálico (TCE) es un problema de salud mundial que afecta a más de 60 millones de personas al año en todo el mundo. La incidencia de las lesiones cerebrales traumáticas está aumentando debido a una serie de factores, como el aumento de las caídas en los ancianos, los conflictos militares, las lesiones deportivas y los accidentes de tráfico. Sin embargo, los avances en los cuidados intensivos y en el diagnóstico por imagen han permitido reducir la mortalidad relacionada con las TCE.
Estudios anteriores han asociado la TCE con un riesgo a largo plazo de enfermedades neurológicas, como la demencia, el Parkinson y la epilepsia, y la TCE se ha propuesto como un factor de riesgo independiente para el accidente cerebrovascular.
Esta última revisión, que reúne 18 estudios de cuatro países y se publica en la revista International Journal of Stroke' es la primera de este tipo que investiga el riesgo de ictus después de la lesión. La revisión ha demostrado que los pacientes con TCE tienen un 86 por ciento más de riesgo de sufrir un ictus en comparación con los pacientes que no han sufrido una TCE. El riesgo de accidente cerebrovascular puede ser máximo en los primeros cuatro meses después de la lesión, pero sigue siendo significativo hasta cinco años, según la revisión.
Afección crónica
Los resultados sugieren que la TCE es un factor de riesgo de accidente cerebrovascular, independientemente de la gravedad o el subtipo de la lesión. Esto es particularmente digno de mención porque entre el 70 y el 90 por ciento de las TCE son leves y sugiere que las TCE deben considerarse una afección crónica aunque sean leves y los pacientes se recuperen bien.
Los investigadores también descubrieron que el uso de anticoagulantes, como los AVK y las estatinas, podría ayudar a reducir el riesgo de ictus después de una TCE, mientras que el uso de algunas clases de antidepresivos se asocia con un mayor riesgo de ictus después de una TCE.
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.