Fuente: McLean Hospital.
Un equipo de investigadores del Hospital McLean y el Hospital General de Massachusetts (MGH), en Estados Unidos, ha demostrado que la
reprogramación de las células de la piel de un paciente para reemplazar las
células en el cerebro que se pierden progresivamente durante la
enfermedad de Parkinson es técnicamente factible, según informan en el
New England Journal of Medicine.
El párkinson es la
segunda enfermedad degenerativa más común del cerebro. La pérdida progresiva de células cerebrales llamadas neuronas dopaminérgicas juega un papel importante en el desarrollo de la enfermedad. Como se describe en el nuevo estudio, el uso de las propias células reprogramadas de un paciente es un
avance que supera las barreras asociadas con el uso de células de otro individuo.
"Debido a que las células provienen del paciente, están fácilmente disponibles y pueden reprogramarse de tal manera que no sean rechazadas en la implantación. Esto representa un hito en la Medicina Personalizada para el párkinson", destaca el autor principal
Kwang-Soo Kim, director del Laboratorio de Neurobiología Molecular en el Hospital McLean, el mayor afiliado de neurociencia clínica y psiquiátrica de la Facultad de Medicina de Harvard.
El equipo de McLean-MGH reprogramó las células de la piel de un paciente de 69 años en células madre pluripotentes similares a embriones (llamadas células madre pluripotentes inducidas) y luego las diferenciaron para asumir las características de las neuronas dopaminérgicas, que se pierden en el Parkinson.
Después de extensas pruebas de las células, Kim solicitó y obtuvo la aprobación del protocolo de acceso expandido de un solo paciente de la FDA para implantar las células en el cerebro del paciente.
Destacan "el poder emergente de usar las propias células"
Bob Carter, jefe de Neurocirugía en el MGH y coautor, explica que "esta estrategia destaca el
poder emergente de usar las propias células para tratar de
revertir una enfermedad, el
párkinson, que ha sido muy difícil de tratar. Estoy muy complacido por la extensa colaboración entre múltiples instituciones, científicos, médicos y cirujanos que se unieron para hacer de esto una posibilidad", resalta.
En una serie de dos cirugías separadas en 2017 y 2018 en Weill Cornell Medical Center y MGH, el paciente se sometió a un trasplante de neuronas de dopamina de reemplazo. El autor principal, Jeffrey Schweitzer, neurocirujano especializado en Parkinson y director del programa de terapia de células neurodegenerativas neuroquirúrgicas en el MGH, diseñó un nuevo procedimiento de implantación neuroquirúrgica mínimamente invasivo para administrar las células, trabajando en colaboración con Carter en MGH y
Michael G. Kaplitt, neurocirujano en Weill Cornell.
Dos años después, las células trasplantadas están vivas y funcionan correctamente como neuronas dopaminérgicas en el cerebro
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Dos años después, las
pruebas de imagen indican que las células trasplantadas están vivas y funcionan correctamente como
neuronas dopaminérgicas en el cerebro. Debido a que las células implantadas se originaron en el paciente, no desencadenaron una respuesta inmune y no fueron rechazadas sin el uso de un medicamento inmunosupresor.
"Hemos demostrado por primera vez en este estudio que estas células reprogramadas aún son reconocidas como propias por el sistema inmunitario del paciente y no serán rechazadas", señala Kim.
Estos resultados indican que esta estrategia personalizada de reemplazo celular fue un éxito técnico, ya que las células sobrevivieron y funcionaron de la manera prevista. El paciente no ha desarrollado ningún efecto secundario, y no hay signos de que las células hayan causado un crecimiento o tumores no deseados.
Hay mejoras en las actividades diarias del paciente
En cuanto a cómo se siente el paciente, en el tiempo transcurrido desde la cirugía, el paciente ha disfrutado de mejoras en sus
actividades diarias e informa una mejora en su calidad de vida. Las actividades rutinarias, como atar sus zapatos, caminar con un paso mejorado y hablar con una voz más clara, han vuelto a ser posibles.
Algunas
actividades, como nadar, esquiar y andar en bicicleta, que había
abandonado hace años, ahora ha podido retomarlas. Si bien es demasiado pronto para saber si este enfoque de
tratamiento es viable en función de un solo paciente, los autores tienen el objetivo de continuar probando el tratamiento en ensayos clínicos formales.
"Los medicamentos actuales y los tratamientos quirúrgicos para la enfermedad de Parkinson están destinados a
abordar los síntomas que resultan de la
pérdida de neuronas dopaminérgicas, pero nuestra estrategia intenta ir más allá reemplazando directamente esas neuronas", señala Kim.
"Como neurólogo, mi objetivo es poner a disposición de los pacientes con párkinson tratamientos de última generación -señala
Todd Herrington, neurólogo principal del estudio de MGH y experto en párkinson-. Este es un primer paso en el desarrollo de esta terapia. Los pacientes con esta enfermedad deben entender que esta terapia no está disponible actualmente y aún se necesita mucho trabajo para demostrar que este es un tratamiento efectivo".
Si bien existe optimismo sobre el futuro de los tratamientos para la enfermedad de Parkinson debido a su trabajo, Schweitzer advierte contra
declarar la victoria contra la enfermedad. "Estos resultados reflejan la experiencia de un paciente individual y se requerirá un ensayo clínico formal para determinar si la terapia es efectiva", dice.
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