Pablo Villoslada, actual jefe del Servicio de Neurología del Hospital del Mar.
La
neuromodulación para detectar enfermedades neurológicas y psiquiátricas lleva tiempo asentándose en
Europa, gracias al uso de la
estimulación eléctrica y magnética, y ahora a través de los
ultrasonidos. España poco a poco ha ido introduciendo esta
tecnología no invasiva en sus Servicios. A nivel internacional, lo que se está convirtiendo en un escenario naciente y que cada vez está ganando más impacto son los ultrasonidos focalizados de baja intensidad. El
Hospital del Mar es uno de los primeros centros españoles que ya los está usando para modular al cerebro, y se ha convertido en pionero en usarlo a la médula espinal. El hospital catalán ya ha iniciado un
ensayo clínico con 50 pacientes con esclerosis lateral amiotrófica (
ELA), y aspira a seguir sumando más enfermedades con esta novedad terapéutica.
Después de un tiempo trabajando en Estados Unidos,
Pablo Villoslada, actual jefe del Servicio de Neurología del Hospital del Mar, trajo bajo el brazo la técnica para instaurarla en el centro catalán. Según afirma el especialista en
Redacción Médica, “se trata de los mismos pasos a la hora de realizar una ecografía, pero en lugar de utilizarla para el diagnóstico, directamente se usa para el tratamiento”.
El neurólogo recuerda que este tipo de abordaje no es intuitivo, ya que hay que pensar que las neuronas detectan
las presiones mecánicas: “Si uno aprieta el globo del ojo ve unas luces, que son las
neuronas activadas por la presión. Los ultrasonidos son ondas mecánicas que permiten una gran ventaja, como es la que se pueden focalizar. Hay que verlo como si fuese un
láser y son capaces de entrar dentro del cerebro en puntos profundos y con mucha
resolución espacial”.
"Los ultrasonidos son ondas mecánicas que permiten una gran ventaja, como es la que se pueden focalizar"
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Este tipo de tecnología existe en España con alta intensidad bajo las siglas de
Hifus y produce pequeñas lesiones en el cerebro para tratar el
Párkinson y los
temblores, aunque el especialista recuerda que “es necesario estar muy seguro de cuándo y cómo hay que hacerlo. El escenario interesante que se está descubriendo ahora son los ultrasonidos de baja intensidad, ya que no generan lesiones”. Este uso específico de la técnica permite, en palabras de Villoslada, “abrir la
barrera hematoencefálica mediante microburbujas, que acaban explotando y abren la barrera durante 24 horas”. Con esta vía libre, el facultativo relata que “se pueden llegar a realizar biopsias líquidas de un tumor cerebral, y
encontrar el ADN para saber qué mutación hay o remover proteínas que se acumulan en el cerebro en las demencias, limpiándolo. Además, también pueden entrar medicamentos en zonas muy concretas”.
Modulación de redes cerebrales del tejido
Otro aspecto positivo de los ultrasonidos de baja intensidad es la capacidad de “modular el funcionamiento de las
redes cerebrales del tejido, activando el efecto neuro-protector y ofreciendo la posibilidad de
cambiar las redes cerebrales y tratar los síntomas”. Cuando se realizan ultrasonidos de baja intensidad, el neurólogo recuerda que el efecto “es transitorio, no es invasivo y no se requiere quirófano o cirugía, por lo que se realiza de forma ambulatoria”.
En este sentido, el experto especifica que se precisa una resonancia previa y la estimulación se realiza de forma ambulatoria en
un sillón del centro de neuromodulación: “Existen dianas diferentes para
enfermedades cerebrales. Actualmente se ha iniciado un ensayo clínico para pacientes con ELA con el objetivo de estimular el área motora para consiguir que funcione mejor. Será todo un logro si se consigue mejorar la calidad del paciente y se retrase la
progresión de la enfermedad”. Otro tipo de pacientes que también podrían mejorar su situación con este abordaje son los que “se encuentran en coma tras una parada cardíaca para intentar recuperar la consciencia, los que sufren
Alzhéimer,
Párkinson,
esclerosis múltiple, etc.”.
"Es cuestión de tener una diana y una estrategia bien definida para encontrar un protocolo de estimulación concreto"
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Dentro de los pacientes psiquiátricos, el neurólogo resume que en escenarios como “la
anorexia,
depresión,
psicosis o algún tipo de adicciones también podrían ser tratadas. Es cuestión de tener una diana y una estrategia bien definida para luego encontrar un protocolo de estimulación concreto. Hay muchas combinaciones posibles”.
Para ello, Villoslada es partidario de encontrar el tratamiento personalizado que logre un beneficio y que perdure en el tiempo: “Por años de experiencia dentro de la
neuromodulación se ha visto que si se repite el tratamiento del cerebro, sus redes tienen plasticidad y se van adaptando. Si se estimulan más, el efecto será más duradero, llegando a durar semanas o meses. Tratando al paciente de forma ambulatorio permite que el beneficio sea claro y se mantenga”.
Ultrasonidos para tratar la médula espinal
Justamente este escenario es el que está logrando alcanzar el Hospital del Mar, gracias a la creación de un equipo de ultrasonidos para
tratar la médula espinal y encontrar soluciones a pacientes con
esclerosis múltiple, lesionados medulares por accidentes o con ELA: “Gracias a ayudas de la
Fundacion de ELA de EEUU, el ensayo iniciado permite ajustar las simulaciones en el ordenador para personalizarlo después en cada paciente. Luego, se trasladan estos resultados al
aparato de estimulación y se va analizando de forma regular”.
En relación a cómo está avanzando el ensayo clínico, el neurólogo afirma que durará seis meses “para demostrar que los
pacientes con ELA tienen algún beneficio. De momento se tolera en cinco pacientes y la idea es continuar el estudio a lo largo de este año para terminarlo a finales de 2026”.
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