Javier Meana, Inés Ibarra-Lecue, Leyre Urigüen, Irene Mollinedo, Koldo Callado y Rebeca Díez Alarcia.
Una investigación de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y del Ciber de Salud Mental (
Cibersam) ha identificado, por primera vez, los mecanismos a escala molecular implicados en el incremento del riesgo de desarrollar
esquizofrenia que se produce tras el
consumo de cannabis.
En concreto, el equipo de investigadores ha descubierto las
alteraciones que se producen en las
neuronas de la corteza cerebral de ratones tratados crónicamente con
THC, el principal compuesto psicoactivo del cannabis.
Este estudio
publicado en
Neuropsychopharmacology abre vías para generar
estrategias de prevención, así como diseñar
fármacos y terapias que mejoren la vida de las personas con esquizofrenia.
En la investigación, liderada por
Leyre Urigüen y en la que han participado los investigadores
Inés Ibarra-Lecue, Irene Mollinedo, Luis F. Callado, Javier Meana y Rebeca Diez-Alarcia, todos ellos de la Universidad del País Vasco y adscritos también al Cibersam, se han analizado los
cerebros de ratones a los que se les empezó a administrar THC de forma crónica durante la “
adolescencia”, en un periodo crítico para el desarrollo de su cerebro que en las personas corresponde con la adolescencia.
Cambios moleculares en ratones
En el estudio de la corteza cerebral de estos ratones, los investigadores han detectado
alteraciones en el receptor de serotonina 2A, que es el principal responsable de que se produzcan las
alucinaciones características de la
psicosis y la
esquizofrenia.
Han detectado alteraciones en el receptor de serotonina 2A en la corteza cerebral de ratones
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En concreto, los investigadores han encontrado que este receptor proalucinógeno ve incrementada su funcionalidad tras el tratamiento crónico con cannabis. Además, también ha descrito la vía por la cual se produce esta
hiperfuncionalidad.
“La descripción de esta hiperactividad del receptor de serotonina 2A, detectada por
primera vez a nivel molecular en el cerebro, es el primer paso para investigar en otros campos” comenta Urigüen.
Asimismo, la investigadora asegura que “el objetivo final es
identificar la existencia de cambios moleculares similares en personas que consumen cannabis para poder relacionarlos con el
riesgo de desarrollo de psicosis o esquizofrenia; y, por otro, generar
nuevos fármacos que mejoren la sintomatología de los pacientes con esquizofrenia”.
El proceso de investigación
Para realizar este estudio, los investigadores han utilizado
técnicas de comportamiento animal y, después, cuantificaron
proteínas y receptores. Las primeras mostraron que los ratones que habían sido tratados con cannabis durante la “
adolescencia” presentaban una mayor predisposición a desarrollar
comportamientos psicóticos respecto a los animales controles.
En un siguiente paso, el equipo de investigación marcó y estudió el receptor de serotonina 2A e identificó la vía de señalización a través de la cual podría mediar un incremento en el riesgo de padecer comportamientos psicóticos.
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