Pedro Bermejo, coordinador del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la SEN.
16 oct. 2017 11:00H
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El 17 de octubre se conmemora el Día Mundial del Dolor Neuropático, uno de los tipos de dolor más complejos, tanto en diagnóstico como en tratamiento, y que se caracteriza por ser el dolor que aparece como consecuencia de una lesión en el sistema nervioso o por un mal funcionamiento de éste. La complejidad de este dolor (que engloba diferentes etiologías, mecanismos fisiopatológicos y manifestaciones clínicas) hace que se desconozca la prevalencia exacta en España.
No obstante, la Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que estas cifras podrían rondar valores entre el seis y el ocho por ciento de la población, por lo que estaríamos hablando de más de tres millones de afectados en nuestro país. Además, diversos estudios señalan que el número de nuevos casos de dolor neuropático crece cada año como consecuencia del aumento de la expectativa de vida y de distintas enfermedades como diabetes, cáncer, traumatismos, enfermedades neurológicas… así como infecciones, exposición a sustancias tóxicas, etc.
“Aunque los síntomas del dolor neuropático son muy variables, es común que los pacientes experimenten, de una forma muy intensa, síntomas dolorosos similares a una corriente eléctrica o quemazón ante estímulos comunes. Esto ocurre porque el cerebro de una persona que padece dolor neuropático interpreta estímulos sensoriales normales, como puede ser una caricia, un roce con un objeto, un ligero aumento de temperatura, como si fueran sensaciones muy dolorosas”, explica Pedro Bermejo, coordinador del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la SEN. “Aunque este dolor no tiene ninguna función biológica, conlleva alteraciones físicas y emocionales que dificultan profundamente la vida de quienes lo padecen. Es dolor muy incapacitante y su manejo constituye un reto para los profesionales sanitarios”.
Gran deterioro de la calidad de vida
Según los últimos estudios realizados en España, el 85 por ciento de los pacientes con dolor neuropático presenta un deterioro significativo en su calidad de vida. Además, el dolor neuropático se asocia de forma muy frecuente a la ansiedad (en el 63 por ciento de los casos) y a la depresión (56 por ciento). Por otra parte, el dolor neuropático motiva una alta demanda de consultas médicas, debido a su tendencia a la cronicidad: representa el 25 por ciento de las consultas por dolor que se producen en los centros de salud, unas cifras realmente altas, sobre todo teniendo en cuenta que la consulta por dolor supone el 50 por ciento de las visitas a Atención Primaria. En España, el ocho por ciento de los pacientes que acuden al neurólogo sufre dolor neuropático y es ya el octavo diagnóstico en orden de frecuencia en las consultas de Neurología.
Aunque el tratamiento de los pacientes con dolor neuropático ha evolucionado sustancialmente en los últimos años y aunque el arsenal de medicamentos y técnicas sea amplio, en muchas ocasiones o no es bien tolerado por los pacientes o el dolor se hace refractario a cualquier tipo de tratamiento. Actualmente, el cuadro de dolor neuropático dura más de 12 meses en más del 65 por ciento de los pacientes y entre un 40 y un 70 por ciento de los pacientes con dolor neuropático aún no ha conseguido un control completo del dolor.
“El dolor neuropático no responde a analgésicos convencionales ni a antiinflamatorios. Los fármacos utilizados son antidepresivos, opiáceos, antiepilépticos… que muestran una reducción del dolor del 30 al 50 por ciento en aproximadamente la mitad de los pacientes tratados. El uso de la politerapia tampoco es eficaz para muchos pacientes, porque un porcentaje considerable de los casos es farmacorresistente. Por lo tanto, se hace necesario seguir investigando en nuevas opciones terapéuticas, que puedan conseguir una mayor eficacia”, señala Bermejo. “Aunque el tratamiento farmacológico sigue siendo la primera opción que se debe considerar, el abordaje terapéutico tiene que ser de tipo multidisciplinar, en el cual se incluya no sólo el tratamiento farmacológico, sino también fisioterapia, tratamiento psicológico y otras modalidades terapéuticas”. Sin embargo, solo un 30 por ciento de los pacientes con dolor neuropático sigue algún tipo de tratamiento no farmacológico.
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