Los autores del artículo destacan el vínculo entre la música y la emoción, ya que esta tiene una capacidad singular para desencadenar recuerdos.
4 jul. 2022 15:00H
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Dos neurólogos andaluces describen el 'origen neurológico del duende', la emoción que tiene "un vínculo claro con la música". Además, destacan el sistema de neuronas espejo como parte esencial de la respuesta emocional. Este análisis, titulado 'Arte flamenco y neurociencia: A la búsqueda del duende', señala esa relación entre la emoción y la música, ya que esta última es capaz de liberar recuerdos y emociones.
El artículo está publicado en la revista Kranion y firmado por los especialistas Cristóbal Carnero Pardo, neurólogo en Fidyan Neruocenter de Granada; y Jesús Romero Imbroda, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Quirónsalud de Málaga. En el análisis tratan de describir el 'origen neurológico del duende', que Federico García Lorca definió como ese 'encanto misterioso e inefable' que, sin ser específico del flamenco, sí es muy característico de este.
Los autores de este artículo, que se presentó en la Gala de los Premios Institucionales de la Sociedad Andaluza de Neurología, celebrados el pasado 3 de junio en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Andalucía Oriental (Granada), concluyen que “el duende es emoción y, como tal, se activa en determinadas circunstancias. Se acompaña de un sentimiento y de una respuesta fisiológica y corporal florida en cuya génesis participa una extensa red de estructuras cerebrales donde las neuronas en espejo tienen un papel relevante y esencial".
Asimismo, añaden que "el vínculo entre música y emoción es claro, pues la música tiene una capacidad singular para desencadenar recuerdos, despertar emociones e intensificar nuestras experiencias sociales. La música transmite información emocional mediante un proceso interactivo y comunicativo que involucra al compositor, al intérprete y al oyente. La música que nos emociona produce cambios fisiológicos y de activación cerebral que en ocasiones culminan en sensaciones placenteras como 'escalofríos', una pequeña parte de esa compleja, grata y misteriosa experiencia humana que llamamos duende”.
Numerosos estudios que se dedican a analizar los trastornos del lenguaje concluyen que la música, el lenguaje y las funciones motoras pertenecen a un sustrato neuronal común. También recoge esta publicación de los doctores Romero Imbroda y Carnero Pardo que “la base neuroanatómica y funcional de las emociones generadas por la música es similar a las generadas por otros mecanismos, donde intervienen estructuras límbicas y paralímbicas como la amígdala, el hipocampo, la circunvolución parahipocampal, la ínsula, los polos temporales, el cuerpo estriado ventral, la corteza orbitofrontal y la corteza cingulada”.
Sistema de las neuronas espejo
Para los neurólogos “el sistema de las neuronas espejo tiene un papel esencial en la respuesta emocional y en los mecanismos que permiten a un individuo comprender el significado y la intención de una señal comunicativa al evocar una representación de esa señal en el propio cerebro del perceptor”.
“Dos regiones, la circunvolución frontal inferior posterior y la ínsula anterior, locus de las neuronas espejo, se activan habitualmente durante los estados emocionales evocados por la música. Estas dos estructuras son clave para comprender cómo el cerebro utiliza un mecanismo de simulación para representar los estados emocionales evocados por la experiencia musical”, señalan los autores del artículo.
Pero puntualizan los científicos andaluces que “el duende, como emoción que es, está dormido, se activa en determinadas circunstancias y se acompaña de un sentimiento y una respuesta fisiológica y corporal florida. Sin embargo, a diferencia de las emociones básicas, se trata de una emoción compleja y ambivalente. Pero, sobre todo y como emoción que es, se trata de una experiencia compartida entre intérprete y público”.
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