Álvaro Sánchez-Ferro, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN.
Un
ensayo clínico ha demostrado recientemente que un
tratamiento ligado a la obesidad está logrando frenar la progresión de los síntomas motores del parkinson. Pese a esta gran noticia, desde la Sociedad Española de Neurología (
SEN) se hace un llamamiento a la calma, recordando que la mejora conseguida hasta la fecha “es
poco significativa, por lo que más que aumentar el tamaño muestral del ensayo, los resultados se deben analizar a largo plazo. Si el efecto logra mantenerse o incluso es acumulativo, sí que se podrá
cambiar el curso de la enfermedad”.
En el estudio, presentado en la revista
The New England Journal of Medicine, han participado
156 pacientes, de los que la mitad recibió el fármaco y la otra mitad un placebo, en 21 hospitales de Francia. El tratamiento pertenece al grupo de fármacos llamados análogos de GLP-1, y
Álvaro Sánchez-Ferro, coordinador del Grupo de Estudio de
Trastornos del Movimiento de la SEN, afirma en
Redacción Médica que “los pacientes que recibieron placebo sufrieron un deterioro de
3,04 puntos en una escala de
132 puntos. El grupo control mejoró levemente, estabilizando la
progresión de la enfermedad. Si este efecto fuera mantenido sería estupendo, pero es un efecto muy modesto”.
El neurólogo destaca que un cambio relevante en esta escala tendría lugar cuando “se logran
cinco puntos. Tres puntos es un cambio que tiene importancia, pero no clínicamente. Es necesario un seguimiento más amplio de más tiempo para ver si el efecto se mantiene, si el
grupo placebo empeora y el
control sigue mejorando, etc.”. El especialista afirma que esta estrategia ya se había probado “de forma similar con otro fármaco del mismo grupo”.
"Si no es suficiente un tratamiento contra el párkinson, combinarlos puede llegar a ser el camino correcto para demostrar eficacia"
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Si el efecto del fármaco sigue siendo reducido, una hipótesis que lanza al aire el neurólogo es que la Neurología empiece a seguir el
mismo camino que la Oncología a la hora de tratar enfermedades: “A largo plazo se empezarán a
combinar terapias y a hacer
estrategias con múltiples vías.
El párkinson es una enfermedad compleja, no hay un solo factor que la provoque. Si no es suficiente un tratamiento, combinarlos puede llegar a ser el camino correcto para demostrar eficacia”.
Náuseas y vómitos, otro efecto secundario del ensayo
Otra cautela que advierte Sánchez-Ferro es que entre los pacientes que participaron en el ensayo clínico, “se llegaron a sufrir
náuseas y vómitos. Se tendría que comprobar cómo es de factible que las personas puedan continuar con este
tratamiento a largo plazo”. Ante esta situación, el neurólogo lanza un aviso a navegantes, recordando que “este tratamiento sigue en fase de investigación, por lo que faltan datos para concluir si realmente es eficaz”.
"En Medicina se necesitan datos veraces a largo plazo y el ensayo contra el párkinson aún no los tiene"
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Si se comprueba finalmente que el beneficio de la
lixisenatida es acumulativo, el neurólogo reconoce que sería “un gran cambio bienvenido, aunque en Medicina se necesitan
datos veraces a largo plazo”. En los próximos años se verificará si, finalmente, este nuevo ensayo logra hacer jaque a la enfermedad de Parkinson.
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