45 hospitales españoles buscan marcadores diagnósticos del párkinson

España será el escenario de uno de los mayores ensayos multicéntricos con enfermos de párkinson con estudios complementarios ad hoc y seguimiento del curso evolutivo de los pacientes, incluso con donación voluntaria de cerebros en caso de fallecimiento para uso científico del material patológico.

El objetivo del trabajo se centra en hallar marcadores diagnósticos de la enfermedad que impidan su detección tardía, pues a menudo se identifica cuando más de la mitad de los receptores dopaminérgicos están deteriorados, lo que complica el tratamiento, según ha explicado a Redacción Médica el neurólogo Diego Santos, del Complejo Hospitalario de Ferrol (Galicia).

Este especialista coordina el Proyecto Coppadis (cohorte de pacientes con enfermedad de Parkinson), que ha dado a conocer ahora tras un año de reclutamiento de pacientes. Su financiación, de 2.500.000 euros, corre a cargo de la entidad privada Fundación Española de Ayuda a la Investigación en Enfermedad de Parkinson.

Durante ese primer año, sus promotores han conseguido la ayuda de 378 pacientes a partir de criterios muy rigurosos para asegurarse de que padecen la enfermedad, algo que solo se sabe a partir de la sintomatología clínica (y aun después del fallecimiento, el análisis del cerebro conduce a una fiabilidad diagnóstica del 80 por ciento de los casos, es decir, todavía resta un 20 por ciento de diagnosis dudosa), según ha explicado a Redacción Médica el propio Santos.

186 cuidadores y 52 sujetos para los grupos control

Asimismo, se han enrolado en el proyecto 186 cuidadores de enfermos y otros 52 pacientes sanos para participar como sujetos del grupo control.

La investigación incluye a 45 hospitales españoles de referencia (entre ellos, por ejemplo, el Clínic, el Sant Pau o el Hospital del Mar de Barcelona y el Ramón y Cajal de Madrid), y no se ha hecho otro de sus características en España hasta la fecha, ha apuntado Santos.

Entre éstas, ha citado la serie de pruebas de imagen que se aplicarán a los pacientes para seguir su evolución en periodos de cinco años, entre otras la volumetría o la tractografía (determinación de tractos neurales) así como análisis de marcadores moleculares y resonancia magnética craneal. En definitiva, se persigue afinar el diagnóstico de la enfermedad e incluso hallar marcadores pronósticos a lo largo de su curso evolutivo.