Aurora Lietor, Andreína Olavarría, Diego Durán, Raquel Morillo, David Jiménez y Jesús Corres.
La presencia de un
equipo multidisciplinar en el abordaje de la
tromboembolia de pulmón (TEP) gana aún más importancia para la puesta en marcha del
Código TEP, la activación de un grupo de especialistas para identificar la mejor
opción terapéutica para el paciente. Bien lo saben los profesionales del
Hospital Ramón y Cajal, que han detallado cómo funciona esta iniciativa, cuyo último fin es "ser ejecutivos".
Simulación de activación del Código TEP.
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Así lo ha subrayado
David Jiménez, jefe del Servicio de Neumología en el Hospital Ramón y Cajal, durante la nueva
Jornada Interhospitalaria de Neumología de Madrid- Hospital Ramón y Cajal, organizada por
Redacción Médica, con el auspicio de la Fundación Neumomadrid y la colaboración de GSK y Oximesa Nippon Gases. Durante el encuentro, distintos especialistas han realizado una simulación real del
funcionamiento del Código TEP.
Y es que el Ramón y Cajal es de los primeros hospitales a nivel europeo que se reúne de manera telemática con el equipo multidisciplinar y el paciente, muchas veces fuera de su horario durante la tarde e incluso la noche.
Diego Durán, residente del Servicio de Neumología del Hospital Ramón y Cajal, ha sido el encargado de exponer el caso: una mujer de 26 años, sin hábitos tóxicos ni alergias, con la peculiaridad del uso de anticonceptivos hormonales. Cuando llega a Urgencias, explica, manifiesta un
dolor torácico de una semana de evolución. Además, progresivamente ha desarrollado una
disnea que deriva en no poder realizar más que mínimos esfuerzos y en palpitaciones.
Las primeras pruebas que se realizan son un
electrocardiograma y una
radiografía de tórax, sin embargo, es la posterior analítica la que empieza a dar resultados más relevantes que se confirman enseguida con un
Angio-TC.
En este punto,
Jesús Corres, del Servicio de Urgencias del Hospital Ramón y Cajal ya advierte que
la paciente debe ser monitorizada, ya que tiene varios parámetros llamativos como la taquicardia o la sobrecarga del ventrículo derecho. Tal y como explica, la paciente de la simulación es de
riesgo intermedio-alto, por lo que se debe controlar su frecuencia cardiaca y la tensión alterial: "Se trata de una paciente con la que hay que actuar lo antes posible y activar el Código TEP para activar las estrategias desde el punto de vista terapéutica". Coincide en este pronóstico Jiménez, quien afirma que es una paciente que "preocupa mucho" a los profesionales que la atienden dada su frecuencia cardiaca.
Perfil de paciente pulmonar que "preocupa" a los especialistas
"Aún estando estable,
hay que colocarla en una zona donde se pueda actuar de forma inmediata", subraya también
Aurora Lietor, intensivista especialista del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital Ramón y Cajal. Por su parte,
Andreína Olavarría, del Servicio de Radiología del mismo centro hospitalario, afirma que la máxima de un radiólogo intervencionista es que "se tratan pacientes y no imágenes". Como radióloga, afirma ser "defensora de los
estudios de imágenes pero antes que nada hay que ver al enfermo. Las decisiones han de ir siempre en ese sentido", reivindica.
"La clave del Código TEP es ser ejecutivos"
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En este punto, Jiménez hace un inciso destacando la importancia de hacer una prueba adicional como la
ecografia cardíaca transtoracica antes de plantear el uso de terapias avanzadas, con riesgos asociados.
Tal y como relata Durán, tras la monitorización de 24 horas en Urgencias y comprobar una hipotensión la mañana siguiente a su ingreso, se realiza un ecocardiograma y se
activa el Código TEP, en el que participan, liderando Neumología, distintas especialidades: Cardiología, Cirugía Vascular, Cuidados Intensivos, Medicina Interna, Radiología y Urgencias.
En este punto, se ponen encima de la mesa distintas opciones terapéuticas para el óptimo tratamiento del paciente, como la terapia de reperfusión. En este sentido, Jiménez advierte de la importancia de "ponerse de acuerdo entre todos sobre si es conveniente un tratamiento de reperfusión" y Olavarría pone el acento en la relevancia de elegir el momento idóneo en el que aplicar el tratamiento elegido. "La clave del Código TEP es ser ejecutivos", subraya Jiménez.
Resultado óptimo de la activación de Código TEP
Tras la activación del Código TEP y aplicar un tratamiento fibrinolítico se observa una mejora clínica progresiva y a las 48 horas pasa a planta de hospitalización convencional. Así, a los cinco días, es dada de alta con un tratamiento de heparina de bajo peso molecular (HBPM). Como es habitual, la paciente asistió a consulta de Neumología un mes después, donde se pudo comprobar que no había complicaciones del tratamiento anticoagulante ni signos de recurrencia trombótica. Por ello, se realiza un cambio de heparina a otro de anticoagulantes orales de acción directa (ACOD).
La activación del Código TEP, en conclusión, pone en valor la importancia de la colaboración de distinas especialidades para decidir el mejor terapéutico para el paciente.
Aurora Lietor, Andreína Olavarría, Jesús Corres, Raquel Morillo, David Jiménez y Diego Durán.
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