Es una afección crónica, irreversible y progresiva.
El tratamiento de las
bronquiectasias tiene como objetivo mejorar la clínica del paciente, su calidad de vida y frenar su progresión. Entre las facetas más relevantes se encuentra el tratamiento etiológico, de las exacerbaciones agudas y la infección bronquial crónica, el drenaje de secreciones así como el tratamiento de las complicaciones. “Sin embargo, no debe pasarse por alto que el manejo ideal del paciente con bronquiectasias debería ser
multidisciplinar y multidimensional en el que se impliquen aquellas especialidades necesarias para el control de la enfermedad”, explica
José Manuel Vaquero, neumólogo y miembro de la
Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).
Dada la complejidad del abordaje de esta afección respiratoria es importante mantener los conocimientos científicos y los avances clínicos en constante actualización. En este sentido, las claves para el correcto seguimiento de los pacientes con bronquiectasias se han abordado en profundidad en la mesa redonda ‘Bronquiectasias: del hospital al domicilio’, enmarcada en el programa de actividades de la
21ª Reunión de Invierno Conjunta de las Áreas Separ que se ha celebrado recientemente en Sevilla. Las bronquiectasias son dilataciones anormales e irreversibles de los bronquios. No representan una enfermedad en sí misma, sino el resultado final de enfermedades diferentes que tienen puntos de manejo en común. Su patogenia común es la presencia de obstrucción bronquial, inflamación crónica e infección bronquial crónica con procesos infectivos agudos intercurrentes que contribuyen negativamente en la progresión del deterioro clínico.
Las bronquiectasias tienen una importancia creciente por el
incremento en el número de diagnósticos que se realizan así como por el impacto negativo que su presencia supone, siendo llamativo el
peor pronóstico de las enfermedades de base con las que se asocia. Es por ello que su atención debería realizarse preferentemente en unidades especializadas, al menos en casos de infección bronquial crónica, agudizaciones repetidas, deterioro acelerado o la necesidad de tratamientos completos como las terapias sustitutivas endovenosas de gammaglobulinas o alfa-1 antitripsina o las terapias con antibióticos inhalados, afirma Vaquero. “También es importante destacar que la periodicidad de las visitas a las consultas debe ser ajustada a la gravedad de cada paciente y cada caso”, añade.
El pronóstico depende de una suma de factores como la disponibilidad de un tratamiento etiológico específico, la extensión de las lesiones, su repercusión en la función respiratoria y calidad de vida, la edad de los pacientes, la presencia de una infección bronquial crónica por
pseudomonas aeruginosa y la gravedad de las agudizaciones. “El diagnóstico precoz de las bronquiectasias, el
diagnóstico etiológico y la implementación de
tratamientos específicos, el tratamiento adecuado de la primocolonización, de la infección bronquial crónica y las exacerbaciones agudas, los controles clínicos programados y las medidas preventivas pueden retrasar la progresión de la enfermedad y mejorar la supervivencia”, asegura Vaquero. “Tratándose de una
afección crónica, irreversible y progresiva, es importante establecer las estrategias de manejo más afectivas para poder aplicarlas a cada paciente lo antes posible”, concluye.
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