Luis Seijo, coordinador de la Separ de Oncología Torácica y uno de los coordinadores del Proyecto Cassandra.
La implantación de un
cribado de cáncer de pulmón en España sigue contando hoy en día con diferentes puntos de vista por parte de las distintas
instituciones sanitarias y
sociedades científicas. Recientemente, el secretario de Estado de Sanidad,
Javier Padilla, alejó en una entrevista en
Redacción Médica la posibilidad de que el cribado universal de cáncer fuese una realidad próximamente, acotándolo a un plan centrado en pacientes de alto riesgo. Esta medida es vista con buenos ojos por parte de los coordinadores del proyecto Cassandra, iniciativa de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (
Separ), siempre que sea “un primer paso para después explorar la posibilidad de
afinar más e incorporar al cribado personas con menos
hábito tabáquico, de
menor edad y que tengan
riesgo de desarrollar cáncer”.
Uno de
los principales dirigentes del
proyecto Cassandra es
Luis Seijo, coordinador de la Separ de
Oncología Torácica. El neumólogo está de acuerdo con
las afirmaciones de Padilla en el plató de Redacción Médica, destacando que los pacientes con alto riesgo que deberían incorporarse a este cribado deben ser seleccionados “por su edad y por su exposición tabáquica. Hasta ahora, los
ensayos clínicos y proyectos pilotos europeos e internacionales han demostrado que
el cribado de cáncer de pulmón es eficaz en este grupo de pacientes. Aún hay margen de mejora a la hora de seleccionar grupos de riesgo, pero estos dos sí cuentan con evidencia científica para llevarse a cabo un cribado”.
"Aún hay margen de mejora a la hora de seleccionar los grupos de riesgo para el cribado de cáncer de pulmón"
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Mientras que Padilla considera que “existen
datos que pueden ser prometedores en lo relacionado con la identificación de pacientes de alto riesgo”, Seijo va un paso más allá y certifica que “existe una
evidencia científica constatada por todas las sociedades científicas que se dedican al cáncer de pulmón”. En este sentido, el especialista destaca que Cassandra “no pretende
cribar a todo el mundo a partir de cierta edad, sino a ciertos individuos que tienen un riesgo acumulado por edad y tabaquismo”.
Los beneficios de realizar un cribado de cáncer a pequeña escala
El propósito de llevar un cribado de cáncer de pulmón
más a pequeña escala pero que permita ser más eficaz es visto por Seijo de la siguiente manera: “En
cáncer de mama debes cribar a unas
800 mujeres para detectar un cáncer. En el de pulmón, dependiendo de los criterios de inclusión que se use para incluir a pacientes, la cifra oscila entre
100 y 300. Se debe cribar a menos personas porque si coges a todas los pacientes de una edad concreta, habrá
menos cáncer de pulmón que si seleccionas a
más de 1000 individuos que tienen más de
50 años y que hayan
fumado más de 20 paquetes al año”.
"No se debe cribar a todo el mundo a partir de los 50 años, sino a personas que hayan fumado o que están fumando con cierta edad"
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Este sistema
no es infalible. El propio neumólogo advierte de la dificultad de descubrir "
todos los cánceres de pulmón que hay en España. Hay gente que es más joven o que ha fumado menos, pero estos criterios de autorriesgo son los que se han utilizado en
ensayos clínicos para demostrar beneficio”. En este sentido, el especialista coincide con Padilla de que “se debe empezar por lo que sabemos que funciona, que
no es cribar a todo el mundo a partir de los 50 años, sino cribar a personas que han fumado o que están fumando con cierta edad”.
Un estudio encargado por Sanidad descartó el cribado de cáncer
El Ministerio de Sanidad encargó a la
Consejería de Sanidad de Canarias y a la
Agencia Gallega para la Gestión del Conocimiento en Salud un informe para conocer
la viabilidad coste-efectividad del cribado de cáncer de pulmón en territorio español. El documento, adelantado por
Redacción Médica hace un año, señaló que el programa de cribado en cáncer de pulmón con tomografía computarizada de baja dosis de radiación (TCBD) "no es una opción rentable para el Sistema Nacional de Salud (SNS)", incidiendo en que acarrearía un "coste adicional".
El informe también explicitaba que la implementación de un programa de cribado en cáncer de pulmón supondría para el sistema sanitario español entre
1.200 y 3.800 millones de euros durante los primeros tres años. Ante estas cantidades, el informe consideró que el cribado de cáncer de pulmón generalizado no era una
opción rentable para el SNS, aunque podría serlo para la población fumadora y exfumadora.
Un aspecto del estudio encargado por el ministerio en el que Padilla hizo hincapié es el hecho de que realizar un
cribado generalizado implicaría “realizar
pruebas diagnósticas invasivas que pueden tener ciertos riesgos, e implantar tratamientos que no serían necesarios y que no se habrían realizado sin el cribado”, provocando el aumento de las
complicaciones y
efectos secundarios asociados. Una de las consecuencias que supondría la implantación de este tipo de cribado es la posibilidad de que surgieran “efectos adversos como un elevado número de
resultados positivos en personas que no tienen la enfermedad". Es decir, que el informe manifiesta que el SNS se podría enfrentar a falsos positivos y a su correspondiente sobrediagnóstico.
Separ sigue esperando el apoyo unánime de Sanidad
Con respecto a los avances que está logrando el
proyecto Cassandra a nivel nacional, Seijo afirma sentirse satisfecho después de la
reciente reunión en el Congreso de los Diputados para defender el cribado de cáncer de pulmón en España, pese a que “nos gustaría contar con más colaboración porque son necesarios recursos y apoyo del Ministerio de Sanidad para que el proyecto no solo tenga éxito, sino que tenga reconocimiento para poder avanzar”.
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