Fernando García Torralba, María Cruz González Villaescusa, Manuel Valle Falcones, Sergio Salgado Aranda y Javier De Miguel Díez.
Aunque la incidencia de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (
EPOC) continúa aumentando,
menos de un tercio de la población está diagnosticada. Además, el incremento de casos de esta dolencia se ha convertido en una de las
principales fuentes de gasto de recursos sanitarios. Estos han sido algunos de los puntos de la mesa dedicada a la EPOC en el XXIII Congreso de
Neumomadrid, la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica, que se celebra los días 11, 12 y 13 de abril.
Según datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (
OMS), se observa un
aumento progresivo de la
prevalencia de la
EPOC a nivel mundial. En
España, el estudio 'EPI-SCAN' ha mostrado una prevalencia de un
10,2 por ciento en la
población de 40 a 80 años. “Pero es previsible que, al igual que ocurre en el resto del mundo, haya aumentado”, tal y como han explicado
Fernando González Torralba, neumólogo del Hospital Universitario del Tajo (Aranjuez) y
Sergio Salgado, neumólogo del Hospital Universitario del Sureste (Arganda del Rey), moderadores de esta mesa.
Un aumento que, han recalcado los moderadores, es
especialmente llamativo en mujeres. “Sucede probablemente por dos motivos: el primero es que han
incrementado el consumo de tabaco y, el segundo, que existe
mayor concienciación (o conocimiento) sobre la enfermedad en el género femenino. El estudio '
EPI-SCAN II', actualmente en desarrollo, nos dirá en qué situación nos encontramos”, ha apuntado González Torralba una vez finalizado el evento.
Esta mesa, además de con los moderadores, González Torralba y Salgado, ha contado con las ponencias de tres expertos:
Manuel Valle Falcones, neumólogo del Hospital Universitario Puerta de Hierro (Madrid), que ha explicado los modelos asistenciales en la atención del paciente de EPOC frágil;
Javier De Miguel Díez, jefe de Sección de Neumología del Hospital Universitario Gregorio Marañón (Madrid), que ha expuesto la relación entre la EPOC y la contaminación ambiental; y
María Cruz González Villaescusa, neumóloga del Hospital Clínico Universitario de Valencia, que ha hablado sobre la EPOC precoz.
Mejoras en el tratamiento
Según han anunciado los moderadores,
menos de un tercio de la población con EPOC está diagnosticada. “Si además tenemos en cuenta que el incremento de casos de EPOC es una de las principales fuentes de
gasto de recursos sanitarios, podemos hacernos una idea de la magnitud del problema”, ha explicado González Torralba. Sin embargo, en los últimos años, y gracias al
mayor conocimiento y
concienciación sobre la enfermedad y a las medidas en política sanitaria, parece que las cifras de pacientes diagnosticados están
mejorando.
Los
mayores avances que se están produciendo en esta enfermedad son sobre el
tratamiento. Diferentes estudios en los dos últimos años han mostrado que ciertos perfiles de pacientes se benefician de combinaciones de tratamientos distintos, considerándose los
broncodilatadores de larga duración la base de la terapia. “Además, cada vez tenemos más claro que el
ejercicio físico y la fisioterapia mejoran los síntomas de los pacientes con EPOC y puede impactar en su evolución. Básicamente, tenemos más información que nos facilita realizar un tratamiento individualizado de cada paciente”, ha asegurado González Torralba.
Manuel Valle Falcones, del Hospital Universitario Puerta de Hierro; Sergio Salgado Aranda, del Hospital del Sureste; Fernando García Torralba, del Hospital Universitario del Tajo; María Cruz González Villaescusa, del Hospital Clínico Universitario de Valencia; y Javier De Miguel Díez, del Hospital Universitario Gregorio Marañón.
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Contaminación ambiental
Ambos moderadores han indicado que, en la actualidad, no se sabe con exactitud cuál es el papel de la contaminación en el desarrollo de la EPOC, pero está surgiendo información que lo avala. “Está muy bien documentado que la
exposición crónica al humo de combustión de biomasa en espacios cerrados es una causa de EPOC. De hecho, en países con
bajo desarrollo socioeconómico, una de las causas fundamentales de esta enfermedad es el humo de fuego que se utiliza para cocinar o calentar el domicilio”, ha afirmado Salgado.
En los últimos años los estudios dirigidos a evaluar la salud respiratoria y la contaminación han mostrado un impacto en la función pulmonar, especialmente de las
partículas de menor tamaño suspendidas en el aire que respiramos (PM, de las siglas en inglés Particulate Matter). Un estudio realizado en la población de Taiwán, que ha sido publicado recientemente, muestra un efecto deletéreo en la función pulmonar de individuos sanos y un mayor riesgo de desarrollar EPOC, que es proporcional al aumento de la concentración de las partículas en suspensión de
menos de 2,5 micrómetros de diámetro (PM2.5) en el ambiente. “Desde luego, son datos alarmantes y que obligan a empezar a prestar más atención a la calidad del aire que respiramos”, ha concluido Salgado.
Un momento de la mesa de EPOC celebrada en el XXIII Congreso de Neumomadrid.
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