César Picado, profesor emérito de la Universitat de Barcelona.
La
28 Reunión de Invierno de las Áreas Conjuntas de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) ha tratado las posibilidades terapéuticas en las
enfermedades hipereosinofílicas: aquellas en las que en sangre el número de eosinófilos es muy elevado y que, en ocasiones, se presentan en el contexto de
enfermedades respiratorias. Entre otros, abordaron la utilidad del
mepolizumab, un fármaco biológico que bloquea la acción de la interleuquina 5 y que ha sido aprobado para tratar el asma, pero no así la vasculitis. Para esta, la dosis que se probó hasta ahora fue del triple que la que se emplea en el asma.
César Picado explica en qué ha consistido su ponencia en la 28 Reunión de Invierno de Separ.
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"Se trataba de analizar qué datos tenemos sobre el uso de los nuevos fármacos biológicos dirigidos contra la interleuquina-5 que es la que regula los eosinófilos en estas enfermedades", explica
César Picado Vallés, profesor emérito de Medicina de la Universidad de Barcelona y que ha hablado sobre la granulomatosis eosinofílica con poliangeitis y otras enfermedades eosinofílicas pulmonares.
"En la ponencia hemos revisado las enfermedades de carácter hipereosinofílico neumológico a las que se pueden enfrentar los neumólogos en su experiencia clínica. Entre esas enfermedades se encuentra la
aspergilosis broncopulmonar alérgica, la neumonía eosinófila, y lo que se conoce también como eosinofilia asociada a vasculitis, también conocida como
granulomatosis eosinofílica con poliangeítis, anteriormente llamada vasculitis de Churg-Strauss", añade.
Afectación en varios órganos
Explica que se trata de una enfermedad que se presenta en enfermos con asma, habitualmente grave, junto con
sinusitis,
pólipos y
manifestaciones sistémicas. "Es decir, que puede afectar el sistema nervioso central, al periférico, el corazón, el tubo digestivo y la piel, porque en esa enfermedad, además del asma, los eosinófilos lesionan a pequeños vasos sanguíneos. Y estas lesiones provocan enfermedad en otros órganos", apunta.
Es por eso que consideran que en esas enfermedades es importante saber si el tratamiento que han estado utilizando hasta ahora en el asma hipereosinofilica se podría también emplear en estas otras enfermedades.
La entrevista tuvo lugar en Málaga, donde se ha celebrado el evento los días 7 y 8 de febrero.
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En estos momentos son muchos fármacos que están utilizando. Explica que "existe el
omalizumab, un anti-IgE, y el
Mepolizumab, un anti-IL-5, pero también se empieza a tener algo de experiencia con otros anti-IL-5 en esas enfermedades. El
omalizumab se emplea sobre todo en la
aspergilosis broncopulmonar alérgica. También en la neumonía eosinofilica el
mepolizumab se ha empleado sobre todo en lo que se conoce como vasculitis de Churg-Strauss. Y hay datos positivos que muestran que es una
opción terapéutica para estas enfermedades teniendo en cuenta que algunas son grave, para la cual el tratamiento normalmente son dosis elevadas de
corticoides sistémicos y también
inmunosupresores".
Los datos más importantes, señala, pertenecen a un estudio doble ciego que
e publicó en el New England Journal en el año 2017.
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