Carmen Diego, coordinadora del Área de Enfermedades Respiratorias de origen Ocupacional y Medioambiental de Separ.
La
historia clínica ocupacional y medioambiental es una herramienta fundamental para el diagnóstico de las
enfermedades ocupacionales. Carmen Diego, coordinadora del Área de Enfermedades Respiratorias de origen Ocupacional y Medioambiental de
Separ, ha destacado en uno de los cursos del 50 Congreso de la sociedad científica la necesidad de una buena historia clínica “para el reconocimiento de enfermedades profesionales por el
Instituto Nacional de la Seguridad Social”.
"Debemos ir más allá de preguntar dónde trabaja el paciente".
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Silicosis, patología por
amianto,
asma ocupacional o neumonitis por hipersensibilidad son algunas de las principales patologías respiratorias de origen ocupacional, que cada vez tienen más importancia en el espectro de
enfermedades respiratorias. Y es que, como destaca Diego, “somos lo que respiramos y todos los días pasamos ocho horas, un tercio del día, trabajando”.
Aunque la formación en enfermedades respiratorias de origen ocupacional está presente durante el
MIR, Diego reconoce que “según donde acabes trabajando verás una cosa u otra. En Asturias verás
silicosis porque hay minas; donde yo trabajo, en Ferrol, hay astilleros y, por tanto, mucha patología por amianto”.
Este es el segundo año en que hay un curso sobre enfermedades ocupacionales, un área a la que Separ otorga cada vez mayor importancia, si bien, como destaca la coordinadora del Área correspondiente de la sociedad médica, “los neumólogos
no somos preventivistas ni higienistas laborales, pero conocer la profesión del paciente, lo que manipula, es fundamental para orientar el diagnóstico”.
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