Alberto Ruano.
Han pasado ocho años desde que la Unión Europea aprobara una directiva para poner cerco al gas radiactivo
radón y cuatro desde que se venciera el plazo límite para transponer esta normativa a nivel nacional. Un atraso por el que España deberá pagar económicamente y que, previsiblemente, llegará a su fin este año, ya que el Ejecutivo está ultimando un
real decreto con la transposición de la norma europea y prevé aprobarlo
antes de final de año.
“No sé si somos los últimos, pero
desde luego que llegamos tarde. Por ejemplo, Portugal la transpuso cuando vencía el plazo, en 2018. No sé por qué ha ocurrido esto, quizá por falta de interés gubernamental. Por falta de conocimiento no ha sido, porque en
España somos líderes en generación de evidencias científicas sobre el radón. Además, hay un interés profesional por aplicarla”, señala Alberto Ruano, miembro del área de Medio Ambiente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).
Cabe recordar que el radón está clasificado como
carcinógeno grupo 1 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace ya 34 años y reconocido como la
segunda causa de cáncer de pulmón por detrás del tabaco, incluso en personas que nunca han fumado.
La norma está en el Consejo de Estado
En el año 2018, el Gobierno ya consultó a Separ como sociedad experta, sin embargo, no se ha avanzado en la aprobación del borrador hasta este año. “Hicimos una serie de
alegaciones al borrador, entre ellas, que fuese obligatorio la
medición de radón en el acto de compraventa de viviendas, pero no se tuvo en cuenta. Una pena porque la mayoría de las viviendas son de segunda mano, por lo menos en las zonas donde hay mayor exposición”, lamenta Ruano.
Según detallan desde Separ, ahora el Gobierno sí que ha dado un paso al frente y
ya ha enviado el borrador de la norma a revisión por parte del Consejo de Estado. Tras su emisión positiva, ya se llevaría el nuevo real decreto al Consejo de Ministros para su aprobación. “Llevamos tanto retraso que uno ya desconfía, pero esperamos que sea
antes de final de año”, explica el especialista.
Sin plan nacional contra el radón
Más allá de la transposición de los aspectos normativos de la UE, la directiva también incluye la obligación de la elaboración de un plan nacional y un código técnico de edificación. Según Urbano,
la estrategia nacional “no está elaborada”, mientras que la inclusión de la
protección contra el radón en las nuevas viviendas está
“implantado desde hace varios años”.
De esta manera, el nuevo real decreto será una “adaptación” de las partes mínimas de la legislación europea. “Es similar al resto de países. La directiva europea pone un marco normativo que queda muy claro. Se debe
escanear el límite de bequerelios por metro cúbico en puestos de trabajo y en viviendas. El nuevo real decreto estipula esto, aunque otros países han puesto límites más bajos. No va a ser el caso de España, el ciudadano español va a estar
menos protegido frente al radón de lo que pueda estar un británico, un estadounidense o un canadiense, cuando el carcinógeno es el mismo”, reivindica Urbano.
Una reducción de casos que podría ser mayor
A pesar de las deficiencias del nuevo real decreto, tan solo con implantar el límite de 300 bequerelios por metro cúbico se reducirá el número de casos. Como detalla el especialista, el mayor número de diagnósticos se da en personas fumadoras, por lo tanto, la reducción de la exposición del radón debe ir acompañada de una cesación tabáquica. Sin embargo,
reduciendo tan solo el radón “sí se pueden reducir casos”.
“Hemos hecho estudios con cerca de 4.000 pacientes donde se muestra que
hay casos de cáncer de pulmón en no fumadores que han tenido exposición a altos niveles de radón. Lo hemos visto, especialmente, en
muchas mujeres. Son perfiles de más de 40 años y que no han trabajado mucho fuera de casa, por lo tanto, la exposición se ha dado en la vivienda”, explica Urbano. Otro de los “aspectos positivos” del real decreto es la inclusión de la inspección de trabajo en la actividad de supervisión de los puestos de trabajo en cuanto a la exposición al radón.
En cuanto al
límite de bequelerios por metro cúbico, para el miembro del área de Medio Ambiente de Separ el
nivel adecuado es de 200, pero reconoce que en España esto actualmente “no es realista” y no será inferior a los 300.
“A partir de 300 suele haber un porcentaje determinado de afectados que no es muy alto, por ejemplo, en Galicia es el 20 por ciento de las casas. Sin embargo, en el momento que nos movamos entre 300 y 200 va a haber un porcentaje enorme de viviendas que puedan tener esta concentración. Dentro de este va a haber muchas personas que son fumadores. Ahí actúa la sinergia con el tabaco y habrá muchos más casos que en fumadores por encima de 300. Así
, se evitarían un mayor número de casos de cáncer de pulmón”, reclama Urbano.
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