El director general de Salud Pública, Pedro Gullón.
La
Veterinaria y la
Farmacia destacan sobre el resto de titulaciones universitarias de las
Ciencias de Salud entre los 8.583 profesionales dedicados a la
Salud Pública en España. El 43 por ciento de los trabajadores son veterinarios y el 19, por ciento, farmacéuticos. Le siguen
Medicina, con un 12 por ciento; y
Enfermería, con un 10 por ciento. El 16 por ciento restante se corresponde con otras profesiones. Es una de las conclusiones que se extraen el informe ad hoc -el primero que se elabora al respecto- presentado este jueves por el
Ministerio de Sanidad y las consejerías de salud de las comunidades autónomas.
Del total de plazas de
profesionales de la Salud Pública, 8.167, es decir, el 95,2 por ciento, están ocupadas. Por ende, son 416 -el 4,8 por ciento- las vacantes, de las que sólo 163 están dotadas presupuestariamente. Según áreas funcionales, casi la mitad de los puestos, 3.979, tienen que ver con la
Seguridad Alimentaria. Le siguen las 1.177 plazas de
Salud Ambiental -14,4 por ciento-; 690 de laboratorios de
Salud Pública -8,4 por ciento-; 661 de
Vigilancia Epidemiológica -8,1 por ciento-; 495 de
Medicina Preventiva en Hospitales -6 por ciento-; 385 de
Prevención de Enfermedades -4,7 por ciento-; 336 de
Promoción y Educación para la Salud -4,1 por ciento-; y 144 de
Salud Laboral -1,8 por ciento-. Las 303 restantes, que representan un 3,7 por ciento del total, son de otras funciones de
Salud Pública.
En parte, la
predominancia de Veterinaria se explica porque es la titulación más común en Seguridad Alimentaria, la que aúna el mayor número de plazas ocupadas: de sus 3.979 profesionales, el 81 por ciento son
veterinarios. Sin embargo, Medicina es la mayoritaria entre los profesionales de cuatro de los nueve
ámbitos funcionales distinguidos por Sanidad: Vigilancia Epidemiológica -49 por ciento-, Medicina Preventiva en Hospitales -47 por ciento-, Prevención de Enfermedades -44 por ciento- y Salud Laboral -49 por ciento, aunque sólo el 6 por ciento tiene la especialidad de Medicina Preventiva y Salud Pública-. Lo que ocurre es que estas cuatro áreas con mayoría de
médicos están entre las que cuentan, en total, con menos plazas: Vigilancia es la cuarta de la lista; Preventiva, la quinta; Prevención, la sexta; y Salud Laboral, la que menos tiene, quitando las que se aúnan en la categoría de otras funciones.
Ratios de plazas de Salud Pública
En lo que se refiere a la distribución territorial de las plazas, en el informe se explica que, a excepción de la Medicina Preventiva, en todas las áreas se produce un efecto de
economía de escala, es decir, que la ratio de profesionales por cada 100.000 habitantes disminuye a medida que aumenta el censo o el tamaño de la comunidad autónoma.
De manera complementaria, en Seguridad Alimentaria y Salud Ambiental la proporción también depende directamente de la superficie de la comunidad autónoma. En el caso particular de la Seguridad Alimentaria, el efecto directo de la superficie es mayor que el indirecto del censo, debido a que en las necesidades de profesionales para el
control de la seguridad alimentaria tiene una gran influencia el censo de establecimientos alimentarios que van a ser controlados y, por tanto, de manera indirecta, también influye la superficie. En definitiva, la variabilidad de datos entre territorios es amplia, y ello imposibilita establecer ratios comunes para todas las regiones y obliga a elaborar una ratio específica para cada una ajustada a su censo o superficie. Es lo que se hace en el informe.
En base a ello, destaca Seguridad Alimentaria con una proporción de 9,52
profesionales por cada 100.000 habitantes. Le siguen Salud Ambiental, con 2,92; Medicina Preventiva, con 2,22; Laboratorios, con 1,67; Vigilancia, con 1,44; Prevención, con 0,84; Promoción, con 0,74; otras funciones, con 0,66; y Salud Laboral, con 0,35. El promedio nacional es de 17,82 profesionales por cada 100.000 habitantes, y el rango por comunidades autónomas oscila entre 43,1 y 5,5.
Pese a las conclusiones, Sanidad señala que, para poder efectuar comparaciones entre
comunidades autónomas, es necesario incorporar al estudio un análisis de las funciones, programas y tareas desempeñadas por los profesionales de para cada área de Salud Pública, así como de los recursos con los que cuentan. “Igualmente sería conveniente incluir en los próximos análisis a los profesionales de Salud Pública de las entidades locales”, se añade.
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